Existen muchos trastornos relacionados a problemas de índole sexual y uno de los más comunes es la anorgasmia. Esta disfunción sexual se caracteriza principalmente por la incapacidad que tienen las personas en llegar al orgasmo, a pesar de que se cuente con la estimulación adecuada y necesaria, y aun cuando se mantenga el deseo sexual entre los miembros de la pareja.
El manual de diagnóstico de enfermedades mentales, especifica que la anorgasmia ocurre cuando hay ausencia o retraso de manera recurrente o persistente del orgasmo, o cuando no se llega a este de manera normal. Cada persona necesita de estímulos específicos para alcanzar el clímax sexual, por lo cual es necesario tomar en cuenta diversos factores relacionados a la experiencia sexual y los niveles de intensidad que hombres y mujeres necesitan durante la estimulación erótica, como por ejemplo la edad, entre otros.
Tal como suele suceder con todas las disfunciones sexuales, la anorgasmia produce malestar en el pensamiento de los pacientes, pudiendo desencadenar episodios de frustración, depresión y baja autoestima, así como también problemas en las relaciones interpersonales y de pareja.
La anorgasmia afecta en considerable mayor medida a las mujeres, pero los hombres también pueden sufrirla. En el caso de las mujeres, la vergüenza es el principal motivo por el cual no acuden a una terapia que le permita superar el problema; por parte de los hombres, la errónea interpretación de la eyaculación como única expresión del orgasmo en muchas ocasiones dificulta su diagnóstico. Estadísticamente hablando, este trastorno afecta del 16 % al 30 % de la población en general, suponiendo una frecuencia del 8 % en los hombres y el 40 % de las mujeres, cifra que se eleva al 45 % en Latinoamérica; es sabido además que aproximadamente el 10 % de las pacientes femeninas nunca ha experimentado un orgasmo, y por este motivo los especialistas le han dado mayor importancia al estudio y tratamiento de la anorgasmia femenina.
No hay dos mujeres que experimenten el placer sexual con igual intensidad. Existen dos extremos, aquellas que alcanza el orgasmo tan sólo con pensamientos sobre fantasías eróticas, y las que necesitan de horas de estimulación para llegar al clímax. La mayoría de las mujeres se encuentran en un punto medio y logran el orgasmo a través de la estimulación directa o indirecta del clítoris, el cual se manifiesta a través de contracciones de manera rítmica en las paredes vaginales y descargas de tensión muscular con diferentes niveles de placer.
La anorgasmia femenina constituye el segundo motivo de consultas a psicólogos, sólo superada por la falta de apetito sexual. Aproximadamente la mitad de las mujeres de la población mundial no llegan a tener un orgasmo mediante estimulación vaginal, a través del coito, siendo necesaria la estimulación del clítoris, que sí permite alcanzar el clímax en la mayoría de los casos.
La principal consecuencia psicológica de la anorgasmia femenina es la generación de una mala imagen de su propio cuerpo así como una baja autoestima y problemas en la valoración de las relaciones sexuales, motivado a conductas de rechazo hacia el tema por cuestiones morales o vinculadas a una crianza estricta.
La frecuencia de la anorgasmia masculina es muy baja y este trastorno ha sido relativamente poco estudiado. Los varones que la padecen suelen tener muchas dificultades para alcanzar el orgasmo durante el coito pero sí lo logran mediante otros tipos de estimulación, como la masturbación. Es por esto que muchos hombres son capaces de llegar al clímax de una relación sexual coital únicamente después de haber recibido una larga estimulación por otras vías.
Es importante tomar en cuenta que el factor edad juega un papel significativo en una situación de posible anorgasmia masculina, ya que con el paso de los años el hombre necesitará de periodos más largos de estimulación. Además, si los problemas de retraso en el orgasmo no inciden en malestar ni problemas de pareja, este no puede ser considerado un trastorno mental, por lo que se hace necesario prestar especial atención cuando afecta de manera directa en el desempeño sexual masculino con consecuencias psicológicas directas.
La anorgasmia puede variar en diferentes niveles de afectación, dependiendo de los momentos en los cuales el orgasmo aparece o no aparece y los motivos por los que el trastorno se manifiesta. Es así como se puede clasificar en tres tipos, según su forma de presentación:
Anorgasmia primaria: Esta se presenta cuando las mujeres nunca han experimentado un orgasmo, por ninguna vía posible, es decir, ni a través del coito ni ninguna otra forma de estimulación, ni siquiera con la masturbación.
Anorgasmia secundaria: La padecen aquellas mujeres que han tenido previamente orgasmos de manera normal y han dejado de experimentarlos de manera sistemática y progresiva, hasta llegar al punto de no poder ser capaces de alcanzar el clímax.
Anorgasmia situacional: Es un tipo de anorgasmia que ocurre cuando las mujeres son capaces de alcanzar el orgasmo únicamente en determinadas situaciones, como por ejemplo, si llegan al clímax por medio de estimulaciones específicas como la masturbación pero no lo hacen a través del coito, o cuando tienen un orgasmo con una pareja determinada, pero con otro no les es posible, etc.
Se habla además de anorgasmia total o absoluta cuando la mujer no es capaz de obtener placer mediante ningún procedimiento, ya sea por masturbación, coito, etc., así como de anorgasmia parcial o relativa cuando no puede llegar al orgasmo por medio de una forma de estimulación específica, como por ejemplo la anorgasmia coital.
Las causas de la ausencia de orgasmo pueden ser de origen orgánico o psicológico La anorgasmia de origen orgánico representa apenas el 5 % de los casos y puede ser fácilmente detectable porque está directamente relacionado al estado de salud de la mujer.
Algunos de los factores de riesgo orgánicos o fisiológicos podrían responder a las siguientes causas:
Por otra parte, los factores psicológicos que están relacionados con la anorgasmia pueden responder a numerosas causas. Estas distorsionan el desempeño sexual, lo cual lleva a impedir una respuesta femenina adecuada a los estímulos. Algunas de estas causas podrían ser:
Para un buen diagnóstico del trastorno del orgasmo femenino es necesario que la mujer acuda a una consulta, ya sea con un psicólogo especialista en temas sobre trastornos sexuales, o con un terapeuta sexual.
Más del 80 % de las mujeres que buscan ayuda profesional logran superar la anorgasmia. Este proceso requiere necesariamente que el especialista pueda indagar en la historia personal del paciente, que conozca sus experiencias, para poder determinar las causas del problema y así ofrecer el tratamiento adecuado.
Como todas las disfunciones sexuales, la anorgasmia no escapa a afectar psicológicamente a los pacientes diagnosticados con este trastorno. Su aparición tiende a disminuir seriamente la autoestima de las mujeres, en especial aquellas que solían tener orgasmos de manera normal durante el acto sexual. Sentimientos de depresión y angustia son muy comunes en estos casos, así como la poca autovaloración.
Peores son los casos en los que las mujeres se sienten muy disminuidas al estar seguras de que no son capaces de brindar un placer sexual a su pareja, cuando ocurre exactamente lo contrario: el hombre alcanza plenamente el clímax mientras ella no lo logra. Esto resulta en un deterioro de la intimidad.
Tal como es de esperarse, el recurrente fracaso por parte de las mujeres en la consecución del orgasmo produce altos niveles frustración. Este sentimiento de incapacidad, si no es controlado a tiempo, puede devenir en una inevitable destrucción de la relación de pareja, a causa de las actitudes que ambos miembros pudieran tomar sin analizar bien las situaciones.
Cuando la anorgasmia es de origen psicológico, lo más indicado es establecer un contacto con profesionales en el área de la psicología sexual que pueda determinar el procedimiento específico que ayude a la paciente a superar el problema. En la mayoría de los casos basta con aplicar un tratamiento cognitivo-conductual, que ha demostrado ser muy eficaz; sin embargo, el tratamiento farmacológico puede ser tomado en cuenta cuando exista un daño orgánico que cause la ausencia de orgasmos.
El primer paso para tratar la anorgasmia consiste en brindar una correcta educación en materia de sexualidad a la paciente, con lo que se persigue que ella conozca perfectamente cómo funciona su cuerpo a nivel fisiológico y sepa entender el proceso orgásmico. Lo más importante de esta etapa es que aprenda a apreciar de manera positiva la consecución del orgasmo, acción que ayude a eliminar cualquier sentimiento de prejuicio hacia la sexualidad femenina. El resultado final es que la mujer logre conseguir, en primera instancia, un orgasmo por medio de la estimulación del clítoris, ya sea sola o con el acompañamiento de su pareja, y que luego sea capaz de lograrlo a través el coito.
El apoyo emocional de la pareja es sumamente importante, porque el compromiso y la disposición a enfrentar los problemas juntos vienen a ser un factor motivacional adicional que será aplicado al tratamiento, y que en la gran mayoría de los casos produce excelentes resultados en las relaciones sexuales.
No es necesario esperar a que de repente surja algún problema relacionado a la sexualidad femenina. El acto sexual debe ser visto como algo normal, más aún cuando existe una fuerte relación sentimental entre los miembros de la pareja. Por este motivo existe una serie de recomendaciones que las mujeres pueden poner a prueba para prevenir la aparición de, no solo la anorgasmia, sino cualquier otro trastorno de carácter sexual.
Aprender a conocer a fondo su propio cuerpo y disfrutarlo al máximo. Con la ayuda de un espejo y palpando lentamente la zona genital, las mujeres tienen la posibilidad de poder apreciar qué lugares son los que le dan mayor placer.
En contacto con la pareja, deben aprender a apreciar cada momento, cada caricia, y descubrir qué lugares del cuerpo actúan como potenciadores del placer. Se puede intentar el lóbulo de la oreja, el cuello, el pecho, la espalda, etc.
Durante el acto sexual, lo mejor será demorar lo más posible la penetración*. Antes de que esto ocurra, de debe prestar especial atención a los juegos eróticos previos. No hay límite de tiempo para ser invertido en esto. Así, cuando sea el momento de alcanzar el clímax, los orgasmos serán más intensos.
*Nota: Si debido a este retraso se produce la eyaculación antes de la penetración posiblemente sea un caso de eyaculación precoz.
La correcta estimulación del clítoris resultará siempre en un buen orgasmo. Se debe recordar que este es el órgano más sensible que tiene una mujer. Mientras ocurre la penetración, aún es posible poder estimularlo, y muchas mujeres lo requieren así para sentir un orgasmo.
Utilizar la imaginación para desarrollar fantasías eróticas ayuda a aumentar la libido y potenciar el placer durante el acto sexual.
La práctica de ejercicios o actividades al aire libre ayudan a conservar una actitud positiva ante las diferentes situaciones de la vida, así como a disminuir el estrés y mantener un estado físico óptimo, que se ve reflejado en la cama.
El fortalecimiento de las paredes vaginales mediante los ejercicios Kegel pueden ayudar a mantener una zona genital sana, lo que ayuda a potenciar los orgasmos. Además, esto también ayuda a prevenir la incontinencia urinaria.
Mantener una buena comunicación con la pareja ayudará a saber qué es lo que cada uno quiere y necesita para sentirse bien, así como todo lo que debe ser cambiado o modificado para que ambos se sientan más cómodos.
Psicólogos de venezuela expertos en anorgasmia