Depresión

¿Qué es la depresión?

Todas las personas pueden experimentar una cantidad enorme de emociones en cualquier momento de sus vidas. Por lo general, estas emociones están ligadas a algún estímulo en particular. Por ejemplo, la alegría o el placer pueden darse cuando recibimos una buena noticia o nos sucede algo positivo. Por el contrario, si los estímulos son negativos, la reacción emocional puede ser de tristeza, melancolía o incluso rabia.

En el caso de los sentimientos negativos, en ocasiones esta situación puede convertirse en patológica, llevando a la persona a sufrir sentimientos severos y prolongados de tristeza y melancolía que afectan directamente su capacidad para relacionarse con otros y desempeñarse de manera correcta en las diferentes actividades en su hogar, escuela o trabajo, lo cual termina convirtiéndose a la postre en una enfermedad llamada depresión.

La depresión es propiamente un diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo, que puede ser temporal o permanente, que produce en la persona que la sufre sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad, provocando la incapacidad total o parcial de poder disfrutar de los acontecimientos de la vida cotidiana. Este trastorno mental es muy frecuente a más de 350 millones de personas en todo el planeta, según datos de la Organización Mundial de la Salud, teniendo mayor implicación en mujeres que en hombres y siendo incluso la principal causa mundial de discapacidad.

La estadística toma una apariencia más grave al indicar que entre el 10% al 20% de la población mundial han padecido algún tipo de trastorno depresivo en algún momento de su vida y muchos de estos casos ni siquiera fueron diagnosticados. Además, otro gran problema que se presenta con frecuencia es que se calcula que por lo menos la mitad de los pacientes abandona el tratamiento antes del tiempo recomendado por los expertos, lo que deriva en el incremento del número de recaídas y el aumento de la posibilidad de que el diagnóstico se vuelva crónico y, por ende, más difícil de superar.

Esta situación evidentemente no solo afecta al enfermo sino también a quiénes le acompañen en su rutina debido a las actitudes que toma la persona deprimida con respecto a todo a su alrededor. Las consecuencias sociales, laborales y personales pueden llegar a ser realmente importantes. La incapacidad laboral puede hacerse presente debido al desgano y desinterés por parte de la persona hacia su trabajo; inclusive la depresión puede ser tan fuerte que el afectado puede terminar tomando la decisión del suicidio como salida a sus problemas si la condición alcanza su forma más grave.

La depresión tiene la particularidad de que, además de sus síntomas psíquicos (desinterés, tristeza, desmoralización, disminución de la autoestima, etc.), es muy probable la aparición de síntomas somáticos como pérdida del apetito, alteraciones en el paso corporal e insomnio, sensación de cansancio y falta de concentración, entre otros. Pero existe un lado positivo y es que esta enfermedad puede ser diagnosticada de forma fiable y su tratamiento eficaz es fácil de determinar.

¿Por qué las personas se deprimen?

Existen muchas causas por las cuales se produce la depresión. Aunque suene extraño, el patrón determinante puede ser explicado de mejor manera gracias a la bioquímica. Las personas deprimidas tienden a presentar niveles muy altos de una hormona llamada cortisol, que se libera como respuesta del organismo al estrés. Adicionalmente en el cerebro actúan otros agentes químicos como los neurotransmisores serotonina, dopamina y noradrenalina. Otro factor fisiológico es el padecimiento de enfermedades ligadas estrechamente a la depresión, como por ejemplo migraña, hipertiroidismo y diabetes. Todo este proceso bioquímico da cuenta de que, si bien no puede determinarse un motivo específico que relacione directamente a la depresión como consecuencia del mismo, sí se puede asegurar que toda actividad que active la liberación de estos componentes fácilmente puede ser causante de depresión.

También es posible que sean varios los motivos hereditarios por los que estos niveles pueden elevarse. Una explicación generalmente aceptada es la que afirma que usualmente los padres proporcionan a través de su comportamiento una visión triste del mundo, conllevando sus hijos a crecer en un ambiente muy poco enriquecedor.

Es muy importante conocer el historial del paciente por parte de un profesional que pueda, a través de esta indagación, diagnosticar un caso de depresión.

Síntomas de la depresión

depresiónLos síntomas que se pueden presentar en la depresión son numerosos y se sabe que mientras más padezca una persona, el episodio depresivo será más grave y por tanto más difícil su recuperación. Por lo general un cuadro depresivo presenta alguno de los siguientes síntomas:

  • Estado de ánimo depresivo no habitual que se hace constante durante todo el día y permanente durante un tiempo no menor a dos semanas.
  • Pérdida del interés por las actividades que antes resultaban placenteras.
  • Fatiga y disminución de la vitalidad.
  • Estado de ánimo negativo no atribuible al uso de sustancias nocivas o psicotrópicas.
  • Baja autoestima y pérdida de la confianza en sí mismo, acompañado de un sentimiento de inferioridad no justificado y presente durante un largo período de tiempo.
  • Sentimientos de culpa excesiva e inadecuada.
  • Problemas de atención y concentración, acompañados de falta de decisión.
  • Lentitud de las funciones motoras.
  • Insomnio y otras alteraciones del sueño.
  • Disminución o total desaparición del apetito sexual.
  • Descontrol alimenticio, que general variaciones en el peso corporal.
  • En su fase más grave, presencia de alucinaciones o delirios como consecuencia de un síndrome somático.
  • Fijación con la idea del suicidio.

De acuerdo a esta lista, es posible determinar un cuadro depresivo específico atendiendo la siguiente clasificación:

  • Episodio depresivo leve: la persona presenta dos o tres de los síntomas, lo cual no le impide continuar con sus actividades habituales.
  • Episodio depresivo moderado: la persona presenta al menos unos cinco o seis síntomas, con los que comienza a experimentar dificultad para realizar sus actividades habituales.
  • Episodio depresivo grave: la persona presenta un mínimo de ocho de estos síntomas, lo cual causa una situación emocional de angustia total. Por lo general, en este episodio se manifiesta con fuerza la idea del suicidio y una alta carga somática.

Tipos de depresión

Depresión mayor

La depresión mayor es básicamente la combinación de síntomas que le impiden a la persona desenvolverse con normalidad en su día a día, ya sea manifestando dificultad para trabajar, estudiar, dormir o disfrutar de actividades que por lo general deberían resultarles placenteras. En algunos casos, un tiempo antes de su diagnóstico la persona puede experimentar algunos síntomas de alerta como ansiedad, fobias y ataques de pánico.

Este tipo de depresión puede darse en un solo episodio, adquiriendo el nombre “trastorno depresivo mayor de episodio único”, mientras que si ha existido más de un episodio de depresión es llamado “trastorno depresivo mayor recurrente”.

Trastorno distímico

La distimia es un tipo de depresión menos grave que la depresión mayor que se caracteriza por la presencia de síntomas, inclusive por largos periodos de tiempo de hasta dos años, pero sin evitar las actividades normales de la vida de quién lo padece. También puede padecerse de manera recurrente.

Trastorno adaptativo

También conocido como depresión reactiva, surge como respuesta al estrés causado por un acontecimiento repentino que genera un fuerte impacto emocional, siendo sus síntomas de mayor repercusión de la esperada en un caso normal de depresión pero cuya duración no excede los tres meses.

Trastorno bipolar

Denominada enfermedad maníaco-depresiva, el desorden bipolar se caracteriza cambios de humor en los que estados de ánimo muy altos se ven sucedidos por otros muy bajos. Esta situación genera un ciclo depresivo durante el cual las personas manifiestan algún problema ligado a esta enfermedad, como por ejemplo la tristeza profunda, insomnio, letargo e irritabilidad.

Trastorno depresivo no especificado

En algunos casos una persona puede padecer ciertos síntomas de depresión pero en tal situación estos síntomas no son suficientes para el diagnóstico de algunos de los trastornos anteriores.

Casos particulares

Depresión postparto: Las estadísticas indican que entre un 10% a 15% de las madres que han pasado dado a luz lloran constantemente en los días sucesivos al parto, sienten demasiada ansiedad, no pueden dormir y experimentan un alto nivel de irritabilidad. No se conocen exactamente las causas, pero es probable que estos síntomas sean causados por el estrés, desajuste hormonal que experimenta el organismo, o inclusive la preocupación por no creerse capaz de ser una buena madre. Su duración puede extenderse hasta durante tres meses, aunque en casos excepcionales alcanza todo un año.

Depresión en la infancia: En algunos casos, los niños y adolescentes experimentan síntomas de depresión según criterios similares a los adultos, aunque puede haber algo de confusión. Los niños tienden a sentirse enfermos, rechazar ir a la escuela o dejar de jugar, así como tener mucho miedo de separarse de sus padres. Los adolescentes suelen desarrollar conductas inapropiadas y de riesgo, mal humor, disminuir su rendimiento escolar y presentar brotes de irritabilidad.

Depresión en la vejez: Contrario a lo que puede creerse, la depresión en los ancianos a veces es difícil de diagnosticar debido a que se confunde con otras patologías propias de la vejez. Esta situación puede tornarse grave porque el deterioro físico y mental a esa edad es mucho mayor y esto puede provocar un sufrimiento innecesario para el anciano y su familia.

Tratamiento

El tratamiento de la depresión es de vital importancia para lograr su superación. En casi todos los casos comprende una acción combinada entre el uso de fármacos y ayuda psicológica, teniendo un tiempo de duración determinado según el cuadro diagnosticado a cada paciente.

Tratamiento farmacológico

La farmacología es usualmente aplicada a los casos de depresión moderada y grave y suele tener una duración de entre 6 a 12 semanas. Los medicamentos prescritos son por lo general antidepresivos con los que se busca restablecer los niveles normales de ciertas sustancias químicas del cerebro, en especial la serotonina, un componente cerebral que se encarga de controlar las emociones, la temperatura corporal, el apetito, los niveles hormonales de sueño y la presión sanguínea. Aunque no suelen provocar dependencia, sí presenta algunos efectos secundarios como insomnio, nerviosismo, disfunción sexual, nauseas, mareos y aumento de peso.

Existen consideraciones en casos especiales del tratamiento de la depresión:

  • Ancianos: debido a la alta carga somática que presentan los pacientes en edad avanzada, las dosis de antidepresivos deben ser más reducidas ya que pueden afectar su capacidad cognitiva y tener un efecto sedante bastante alto.
  • Mujeres embarazadas: tal como todo tratamiento con medicinas, se intenta evitar el uso de fármacos durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre.
  • Enfermedad de Parkinson: en pacientes con Parkinson es recomendable el uso únicamente de antidepresivos tricíclicos (que bloquean la recaptación de noradrenalina y serotonina), que presentan un efecto bastante beneficioso para ellos.

Tratamiento psicoterápico

En los casos menos graves de depresión la mejor opción de tratamiento es la psicoterapia. Llevado a cabo por un especialista terapéutico, el paciente es ayudado de manera verbal a conocerse mejor y resolver sus problemas para resolverlos sin la necesidad de requerir un tratamiento farmacológico. Existen dos tipos de psicoterapia: la terapia cognitivo-conductual, que ha demostrado ser la más efectiva, y la psicoterapia interpersonal.

Otros tratamientos

La asistencia médica no es la única alternativa que las personas tienen para superar la depresión. A veces la solución está en manos de cada quien, quizás con algo de ayuda por parte de especialistas.

  • Autoayuda guiada: el objetivo principal de este tipo de terapia es que el paciente adquiera y aumente sus capacidades de autocontrol y aprenda a manejar los síntomas del trastorno depresivo. Por lo general es bastante efectivo en pacientes con depresión leve y moderada.
  • Ejercicio físico: el ejercicio físico mejora el bienestar personal, eso está más que demostrado en todo el mundo y no es solo el bienestar físico sino también el emocional. Un buen programa de ejercicios 2 ó 3 veces a la semana será suficiente para hacer sentir mejor a quien sufre de depresión.
  • Terapia electroconvulsiva (TEC): la terapia de electroshock ha sido relegada en los últimos tiempos por su agresividad ya que consiste en provocar una convulsión a través de la estimulación eléctrica del sistema nervioso central. Sin embargo, se ha probado una alta efectividad en pacientes adultos con depresión grave.

También es muy importante crear una atmósfera positiva en torno a la persona que sufre de depresión. El apoyo de familiares y amigos es imprescindible porque garantiza que la persona afectada se sienta animada a continuar la recuperación. Cuando esto no ocurre es muy frecuente el abandono del tratamiento y las recaídas suelen ser aun más severas.

 

Psicoterapeutas y psicólogos de Venezuela expertos en depresión


Autor: © PSIGUIDE