El trastorno bipolar es un diagnóstico psiquiátrico que causa cambios bruscos en el estado de ánimo de quien lo padece, pasando rápidamente de la excitación, euforia y emoción excesiva a la tristeza, desánimo, melancolía y depresión.
Es uno de los trastornos mentales más comunes y severos, con una persistencia en aproximadamente el 2,6 % de la población mundial, aunque muchos estudios de expertos hablan de hasta un 6,4 % de pacientes que podrían incluirse dentro del espectro bipolar. El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar o enfermedad maníaco-depresiva, va más allá de los cambios de humor que ocasionalmente todas las personas sienten y, hace pasar a quien lo sufre por inusuales estados de ánimo de extrema alegría conocido como manía, estados en los cuales el sujeto está más activo, así como por periodos de tristeza y depresión, en los que estan menos activos.
Es importante resaltar que los cambios de ánimo experimentados a causa del trastorno bipolar no pueden compararse con los altibajos a los que todas las personas son propensas durante su vida por diferentes razones. Los síntomas del trastorno bipolar son más potentes en todo sentido, con los que se vive una vida completamente inestable, con la posibilidad de dañar relaciones personales, poner en riesgo la estabilidad académica y laboral y, en casos extremos, podrían incluso atentar contra su propia vida.
El trastorno bipolar es sumamente imprevisible. No se sabe en qué momentos pueden manifestarse los síntomas ya que siempre ocurren de manera repentina, inclusive pueden actuar en forma cíclica: se comienza con estados de manía y terminando en profundas depresiones, al igual que los estados de ánimo pueden cambiar varias veces en cortos periodos de tiempo.
Otra particularidad de esta enfermedad es que se pueden manifestar los llamados “estados mixtos”, que comprenden pensamientos depresivos ocurridos en un episodio maníaco, y viceversa.
El trastorno bipolar puede manifestarse en cualquier momento de la vida, sin distinciones de edad, sexo, raza o clase social. Es una enfermedad crónica, una vez que aparece se padece para siempre, aunque con el tratamiento adecuado puede controlarse y poder llevar una vida exitosa. El problema de no tratar esta enfermedad de manera correcta es que también es recurrente; a partir del segundo episodio, la frecuencia aumenta hasta volverse prácticamente permanente y corre el riesgo de hacerse incontrolable.
Con todo esto, en la actualidad aún no se conocen motivos o razones por las que una persona desarrolla los síntomas del trastorno bipolar. Sin embargo, existen factores de riesgo que pudieran intervenir en la aparición de esta patología, como:
Las incertidumbres acerca de esta enfermedad alcanzan hasta los tipos de diagnósticos que se manejan. El Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR) considera la existencia de cuatro tipos, como lo son el trastorno bipolar tipo I, trastorno bipolar tipo II, ciclotimia y trastorno bipolar no especificado, mientras que la décima versión de la Clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) de la Asociación Americana de Psiquiatría sólo toma en cuenta los trastornos tipo I y tipo II. De cualquier manera, ambas fuentes coinciden en considerarlo un espectro de los trastornos mentales.
Para el trastorno bipolar, caracterizado por episodios de manía o depresión intercalados con periodos de humor normal, es muy difícil establecer un patrón o frecuencia para dichos cambios. La mayoría de las veces es impredecible y las oscilaciones pueden mantenerse durante cortos periodos de tiempo o, por el contrario, durar muchos años. Lo cierto es que, para una mejor comprensión de la enfermedad, es importante saber diferenciar los síntomas más comunes que se manifiestan en cada episodio.
Por lo general, los episodios anímicos son muy intensos y ocurren con cambios extremos en el comportamiento y los niveles de energía. Dependiendo del momento y lugar en el que ocurren, pueden afectar o no de distintas maneras el entorno del afectado, o provocar accidentes y hasta intentos de suicidio involuntario.
Episodio maníaco
Los sentimientos de euforia excesiva, alegría e irritabilidad predominan en esta fase del trastorno bipolar. Por lo general suele durar una semana y en casos de extenderse por más tiempo; puede ameritar la hospitalización. Este episodio es menos frecuente que el depresivo y no es fácil su diagnóstico debido a que muchas veces no es considerado un problema mental y quien lo padece no acude al médico.
El diagnóstico de un episodio maníaco debe hacerse cuando la alteración del humor es lo suficientemente grave como para provocar cambios considerables en las funciones normales del organismo, o que afecten las actividades habituales del individuo con presencia de indicadores psicóticos. Es importante que este comportamiento no aparezca a causa del consumo de sustancias estupefacientes o por la incidencia de alguna otra enfermedad.
Se puede hablar entonces de un episodio maníaco cuando aparecen al menos tres de los siguientes síntomas:
Episodio depresivo
Los episodios depresivos están caracterizados por un bajo estado de ánimo y/o de tristeza que puede variar varias veces durante un día y va empeorando o mejorando con las horas, por ello la depresión no muestra un patrón regular, sino uno totalmente impredecible.
Su diagnóstico puede asegurarse si el individuo sufre de al menos cinco de los siguientes síntomas por un periodo de dos semanas, siempre y cuando estos no sean causados por alguna otra enfermedad, delirios o alucinaciones:
No es fácil diagnosticar de manera efectiva el trastorno bipolar, principalmente debido a que un individuo puede pasar muchos años con los síntomas sin saber con exactitud que padece un problema afectivo bipolar, a causa de la similitud que presenta con otros problemas. En ocasiones, inclusive los médicos pueden confundir los diagnósticos con la esquizofrenia o la depresión, a causa de ser evaluados sus síntomas por separado.
Sin embargo, la clave para su diagnóstico puede ser fácilmente hallada determinando la alternancia con la que ocurren los diferentes episodios de la enfermedad. La intensidad y frecuencia con la que ocurren los episodios de manía y depresión deben ser determinados por el médico, no sólo para el diagnóstico de la patología, sino también para conocer el tipo de trastorno bipolar que presenta el paciente, como el tratamiento adecuado para su superación.
Lo más importante en todo caso es tener la capacidad de descartar otras enfermedades o la manifestación de los síntomas por otros factores ajenos a un problema mental, como el consumo de drogas u otras medicinas.
El trastorno bipolar no tiene cura y se trata de una enfermedad crónica, muy difícil de tratar cuando el diagnóstico no es el adecuado. Además, por tratarse de un trastorno mental cuya principal característica es la variación constante del estado de ánimo, los diferentes síntomas que se manifiestan entre los episodios maníacos y depresivos representan un problema, por lo que el tratamiento va, por una parte, en función de controlar los cambios de ánimo y problemas de comportamiento, y por otra parte, aliviar los síntomas propios de cada episodio.
A causa de esto, el tratamiento presenta muchas variantes, cada una aplicable según cada caso, por lo cual ninguna alternativa debería ser descartada.
Psicoterapia y programas de apoyo
Este tipo de tratamientos es fundamental para aprender a manejar los síntomas de los episodios maníaco y depresivo, que debe tener una frecuencia inicial de al menos una vez por semana. Lo ideal es que esté a cargo de un psiquiatra, con el apoyo de un psicólogo clínico cuando se haya avanzado en el tratamiento.
La idea principal de la psicoterapia es que actúe como alternativa de apoyo para comprender la enfermedad, ya sea por parte del afectado como de sus familiares y personas más cercanas. También sirve de estimulante para no abandonar el tratamiento farmacológico, que generalmente se extiende durante muchos años o, inclusive, para toda la vida. Otro aspecto en el cual la psicoterapia es muy efectiva es para recuperar el ritmo normal del sueño, que lleva al paciente a dormir bien y así conservar niveles estables de energía.
Medicamentos
Con el seguimiento adecuado de un psiquiatra, los medicamentos forman parte del tratamiento vital para controlar los síntomas del trastorno bipolar afectivo. Las medicinas recetadas debieran ser aquellas que funcionen como estabilizadores del estado de ánimo, que ayudan a evitar los altibajos que presenta un paciente en su personalidad.
Existen varias alternativas en este tipo de tratamientos:
El tratamiento con medicamentos es delicado porque no todos los pacientes reaccionan de igual manera. Los pacientes deben evitar en todo momento suspender el tratamiento por cuenta propia, por lo que el control del psiquiatra es eminentemente necesario. Si el paciente decide por cualquier motivo dejar de tomar las medicinas, la consecuencia segura es que los síntomas volverán a manifestarse, muy probablemente ahora con mayor gravedad.
Terapia electroconvulsiva
Cuando el paciente no responde al tratamiento con medicamentos para tratar los episodios maníacos o depresivos del trastorno bipolar, una alternativa válida es la terapia electroconvulsiva o de electroshock. Esta terapia consiste en la aplicación de corriente eléctrica directamente en el cerebro, que le ayuda a corregir ciertas anomalías en su estructura y aliviar los síntomas de la enfermedad.
Hospitalización
En ocasiones los síntomas maníacos o depresivos son lo suficientemente graves como para recurrir al tratamiento hospitalario, donde el paciente deberá permanecer bajo observación permanente de un psiquiatra y con la atención médica necesaria.
Psicólogos de Venezuela expertos en trastorno bipolar