El término tabaquismo es utilizado para referirse a individuos que frecuentemente consumen el humo del cigarro o cigarrillo, volviéndose adictos a las sustancias que lo conforman y creando una dependencia física a ellas. El nombre de esta adhesión proviene de su principal ingrediente, que figura como la esencia del cigarro: la hoja de tabaco. Entre los muchos componentes de esta hoja se encuentra la nicotina, principal causante de la adicción.
Cuando se habla de adicción se está involucrando a la psique, ya que esta es una enfermedad mental crónica que se determina por la necesidad imperiosa de adquirir alguna sustancia o realizar alguna actividad que ayude a alterar el estado anímico y a producir placer, transformándola en algo imprescindible para sobrellevar el día a día.
Las adicciones se caracterizan por ser peligrosas, ya que las personas llegan a perder la sensatez y aun conociendo los riesgos que esta puede traer para su vida, sobreponen la sustancia o actividad adictiva convirtiendo su consumo en una necesidad tan básica como respirar.
Toda adicción se crea partiendo de un hábito de consumo, y a su vez todos estos hábitos llegan a convertirse en costumbres por probar o intentar algo por primera vez; la razón de que exista una primera experiencia o acercamiento a un determinado comportamiento siempre es de orden psicosocial.
Es común que en la adolescencia los jóvenes prueben el cigarro, ya sea por rebeldía, para iniciarse en un grupo, para ser aceptados por sus similares o porque algún miembro de la familia es fumador. En algunos casos al entrar en la adultez o al cambiar su círculo social lo dejan, ya sea porque realmente no es algo que disfruten hacer o porque reconocen los riesgos que puede traer a su salud; en otros casos la situación empeora y la asistencia del cigarro se vuelve más recurrente.
En la etapa adulta las responsabilidades y el estrés son los principales causantes del consumo del cigarro, la mayoría de los fumadores aseguran que el tabaco los ayuda a disminuir la ansiedad y sobrellevar los problemas. Al principio esto es cierto, las sustancias que componen el cigarro inhiben ciertas hormonas del cerebro, dejando que presidan las sensaciones placenteras pasando a segundo plano las emociones negativas, pero cuando se pierde el autocontrol y se crea la dependencia esto cambia, ya que las estructuras cerebrales se han modificado, trayendo en consecuencia malestar si estas no son inhaladas.
Hasta el momento no se he determinado con exactitud cuántos y cuáles son los componentes del cigarro; sin embargo, se conoce que el número de sustancias que lo integran sobrepasa los 4.000 ingredientes, y que estos pueden variar según el país y la marca. Los que se han reconocido fácilmente en la mayoría de los casos estudiados debido a sus altos niveles de concentración, son: butano, amoniaco, metano, arsénico, cadmio, benceno, radón, monóxido de carbono, nicotina y alquitrán, siendo este último el encargado de trasladar los componentes tóxicos a los pulmones del fumador.
Se pueden diferenciar tres vertientes que clasifican parte de las causas por las que los individuos fuman.
La primera es la dependencia del comportamiento. En ella se encuentran las personas que toman como hábito fumar en determinado momento del día o de alguna jornada, por ejemplo aquellos que lo hacen únicamente antes de dormir, después de salir del trabajo, antes de presentar una evaluación, entre otros. En esta vertiente el riesgo de convertir el hábito en adicción recae en la frecuencia con que se realicen las actividades que para los afectados implica el consumo del cigarro; aun así, se considera que esta categoría es la que se aleja más de la adicción.
En segundo lugar se encuentra la dependencia psíquica, que es la que generalmente se convierte en adicción. Dentro de este tipo están quienes ven en el cigarro un escape, una autoayuda y un consuelo de las sensaciones placenteras que merecen y creen que no pueden obtener de otra manera (lo que tiene un trasfondo en el autoestima baja y la capacidad que posee el individuo para enfrentar los problemas). La sensación de relajación proviene principalmente de la nicotina, sustancia adictiva que es la que termina generando la dependencia psíquica, originando a su vez que los otros componentes tóxicos que posee el cigarro dañen tanto al cerebro como a los pulmones.
La dependencia física es la última vertiente de las causas del tabaquismo. En ella se desarrolla el síndrome de abstinencia, debido a que el fumador cumple un largo periodo de su vida consumiendo sustancias ajenas al organismo y este lo considera vital para la subsistencia del individuo. Este síndrome se caracteriza por alterar el estado emocional y la salud física de la persona cuando trata de dejar el hábito o simplemente no ha podido adquirir la sustancia adictiva; n el caso de la dependencia del tabaquismo, los síntomas de la abstinencia son: irritabilidad, insomnio, aumento de apetito y por consiguiente de peso, ansiedad, dificultad para concentrarse, bradicardia (disminución de la frecuencia cardiaca) y en algunos casos depresión.
Existen también diferentes tipos de fumadores, estos se califican dependiendo de la regularidad con la que se exponen al tabaco y la consciencia que tienen de ello. Estos son:
Fumador negativo: Consume únicamente cuando está pasando por un momento difícil, ya sea por algún problema familiar o laboral, situaciones como divorcios, despidos, o a la espera de algún resultado importante que le origine ansiedad.
Fumador hedonista: Generalmente fuma porque le da placer, no necesita atravesar por alguna circunstancia específica para hacerlo. Dentro de esta clasificación se encuentran aquellos fumadores que lo hacen de manera controlada y otros que aunque creen que lo controlan, ya que solo esperan gratificaciones personales, se encuentran dentro de la tipología crónica.
Fumador crónico: No conoce la razón por la cual fuma, pero lo hace constantemente y en algunos casos no es consciente de ello. Esta clasificación en el último paso a la adicción.
Fumador drogodependiente: Necesita del cigarro para poder mantenerse calmado, la ausencia del tabaco le provoca ansiedad y comportamientos impulsivos e inadecuados. Fuma numerosas veces al día y lo hace de una manera descontrolada.
Fumador pasivo: Toda persona que se exponga al humo del cigarro es un fumador pasivo. Numerosos estudios han determinado que estos individuos son tres veces más vulnerables a las sustancias toxicas que quienes las inhalan, por ello las prohibiciones con respecto al consumo de tabaco en establecimientos e instituciones se han incrementado, ya que esta acción provoca que se vea perjudicada la salud de algunos por las acciones de otros.
El tabaquismo es reconocido por la OMS (Organización Mundial de la Salud) como la mayor causa de muerte prevenible a nivel mundial. Las consecuencias de su consumo son catastróficas, muchos de los metales que lo componen son cancerígenos y la manera en cómo llegan a los pulmones y se expanden al resto de los órganos por medio del torrente sanguíneo hace de esta adicción una condición que compromete por completo la salud del fumador.
Entre las muchas enfermedades ocasionadas por el consumo de cigarro, se encuentran: enfermedades coronarias (placas en la capa interna de las paredes de la arteria, lo que produce el endurecimiento y estrechamiento de las mismas), neumonía (inflamación pulmonar), bronquitis crónica (hinchazón de los bronquios), úlceras gástricas (erosión en la mucosa del estómago), enfisema (acumulación de aire en los tejidos corporales), accidentes cerebrovasculares, isquemias (disminución del flujo sanguíneo), disfunciones sexuales, cataratas, disminución en la agudeza de los sentidos, principalmente el gusto y el olfato, y múltiples tipos de cáncer (como el de faringe, garganta, estómago, colon, útero, entre otros).
Asimismo, como sustancia psicoactiva el tabaco causa efectos cerebrales. Cuando el hábito se convierte en adicción (que es en sí una enfermedad mental o trastorno obsesivo compulsivo) la persona más que necesitar de los componentes que alteran el estado de ánimo, es manipulada por una condición de dependencia creada por el cerebro para la subsistencia del individuo, debido a que su estructura y funcionamiento se han visto alterados, originando así el síndrome de abstinencia.
Dejar el tabaco es tan complicado como desprenderse de cualquier otro tipo de droga, aun así el grado de dificultad va a depender del individuo, ya sea por el tiempo que lleve consumiéndolo o por la motivación y deseo que este pueda tener de lograr con éxito su objetivo.
Entre los tratamientos existen para dejar el consumo del tabaco, están: terapia de reemplazo de nicotina, fármacos que reducen y paulatinamente acaban los síntomas del síndrome de abstinencia, y psicoterapias. Todos estos métodos para erradicar el hábito del cigarro tienen que ver con la psicología, he allí la importancia de ver este tema más allá de sus consecuencias físicas y orientarlo a su origen y supresión.
Terapia de reemplazo de nicotina: El objetivo de este tratamiento es que el paciente satisfaga la necesidad de nicotina que el cerebro le exige sin necesidad de contaminarse con las otras sustancias que posee el cigarro. Las dosis de nicotina que se suministren dependerá de la situación del paciente; se ha demostrado que si desde el primer momento el individuo sigue las instrucciones y no recurre al cigarro, podrá dejarlo.
Aunque este método es funcional no cumple con el objetivo de erradicar la dependencia de nicotina, por ello la mayoría de los especialistas prefieren hacer un tratamiento conjunto entre los fármacos y la psicoterapia.
Fármacos contra el tabaquismo: Son los más recomendados debido a que no crean adicción, estos medicamentos se encargan principalmente de controlar el síndrome de abstinencia y paulatinamente eliminar sus síntomas, entre los más destacados se encuentran: Vareniclina, Nortriptilina, Bupropión, Clonidina, entre otros; la mayoría son antidepresivos y pueden ser recetados al mismo tiempo. Algunos de ellos son prescritos desde días o meses antes de que la persona deje de fumar, esto garantiza la eficiencia del tratamiento, ya que el organismo se ha acostumbrado al suministro del medicamento.
Entre las contraindicaciones de estos fármacos se encuentran: dolores de cabeza, sensación de boca seca, dificultad de conciliar el sueño o somnolencia, nauseas, estreñimiento, cambios de comportamiento y en algunos casos pocos comunes problemas cardiovasculares.
Psicoterapia: Entre los distintos métodos que se encuentran dentro de este tratamiento, figuran como protagonistas la terapia de grupo y la terapia conductual. La terapia de grupo es recomendada principalmente a personas que desean salir de una adicción, están padeciendo de la misma enfermedad o situación social, por ello esta técnica ayuda a que el paciente se sienta comprendido y vea en sus compañeros un motor que lo incentive a salir adelante, confiando en que el objetivo puede ser cumplido de manera colectiva.
Una de las contraindicaciones del método grupal, es que si un paciente recae se corre el riesgo de que los demás se vean gravemente afectados emocionalmente y reincidan en su adicción o retrocedan en su recuperación; por ello es importante que un especialista sirva como árbitro en los encuentros y estudie cada caso por separado.
Por otra parte, la terapia conductual se encarga de modificar comportamientos creados por la adicción, se orienta principalmente a emitir respuestas adaptativas ante los estímulos que causaban reacciones desesperadas. En este tipo de terapias, cuando se aborda el tabaquismo, se busca reforzar el autocontrol.
Para superar esta etapa el individuo necesita de la comprensión de sus familiares y allegados, la motivación que requiere no sólo es intrínseca, también debe ser externa; sentirse apoyado ayudará a que el paciente tenga mayor autoestima y confié en que puede lograr salir adelante y resurgir de su pasado.
Psicólogos de Venezuela expertos en tabaquismo