Los trastornos de la personalidad son un conjunto de anomalías o perturbaciones de carácter mental y psicológico que padece una persona en un momento determinado de su vida y que afectan totalmente su forma ser, desde el punto de vista emocional, afectivo, motivacional y social, que le impulsan a actuar de manera totalmente discordante a sus costumbres habituales.
Es casi imposible determinar las causas que originan este trastorno, que puede comenzar a manifestarse desde la infancia, adolescencia o principios de la edad adulta, convirtiéndose en algo innato del ser, con lo que ha crecido y se ha formado como individuo y que mantendrá de manera estable como patrón prolongado en el tiempo, al nivel más personal; al nivel del yo. Es por esto que las actitudes adoptadas por alguien que sufra de trastornos de la personalidad jamás entenderá que su comportamiento es inadecuado, porque simplemente él o ella es así.
Las actitudes adoptadas por alguien diagnosticado con esta patología ocurren de manera natural, sin que exista un estímulo externo que lo provoque. De este modo su actuación será consecuencia de su propio comportamiento, afectando seriamente su entorno personal y social, al que le resulta imposible adaptarse.
La incidencia de este tipo de trastornos es muy elevada y, por tanto, son muy frecuentes entre la población. Representa entre el 40 % y el 60 % de los diagnósticos psiquiátricos.
A pesar del temperamento o carácter natural con el que se comporta una persona con trastorno de la personalidad, es vital la intervención de un profesional de la salud mental para realizar un diagnóstico preciso, preferiblemente un especialista en tratamientos de la personalidad (psicólogo o psicoterapeuta).
Este especialista se encargaría de realizar su respectiva entrevista con el paciente, y debería tener la capacidad de determinar que su personalidad sufre de un trastorno con tan solo evaluar los siguientes patrones, cada uno con diferentes casos o niveles de determinación:
· Se trata de una persona solitaria o con problemas de aislamiento, con alguna de las siguientes actitudes:
a) Es solitaria; le gusta andar libre de ataduras con otras personas, y cuando está en compañía de alguien, generalmente es de forma obligada o porque fue de alguna manera imposible evitarlo.
b) Es introvertida; suele ser solitaria pero a diferencia del caso anterior, siente la necesidad de acercarse a la gente, sin creerse capaz de poder hacerlo. Le persigue un sentimiento de inferioridad bastante frustrante.
c) Está absolutamente segura de ser inferior a los demás. Su síntoma de inferioridad le produce miedo de acercarse a la gente, por el temor de que se burlen de él o ella, lo cual causa su aislamiento en todo sentido.
d) Es desconfiada hacia los demás y siempre piensa que le quieren hacer daño. Malinterpreta las intenciones de todo el mundo y actúa de manera rencorosa y vengativa; no olvida ni perdona.
· Se trata de una persona que actúa con agresividad, con alguna de las siguientes actitudes:
a) Es desconfiada y reacciona de manera agresiva, vengativa y rencorosa ante acciones que él cree un ataque hacia su persona por parte de los demás.
b) Rompe las reglas sistemáticamente, y lo disfruta al hacerlo. Tiene un comportamiento agresivo e intimidatorio ante las demás personas y actúa de manera interesada ante los que confían en él para satisfacer sus exigencias.
c) Es impulsiva; actúa de manera emocionalmente exagerada y con niveles de intensidad extrema. Reacciona nerviosamente, con rabia o euforia, de manera repentina, y tiene actitudes temerarias ante las cosas y la vida misma, siendo el mayor riesgo los intentos de suicidio por sentirse de alguna manera tentada por la muerte.
· Se trata de una persona que se cree superior al resto de los demás, con alguna de las siguientes actitudes:
a) Se considera en un nivel superior o más importante que el resto de las personas, a los que tiene como sus súbditos, quienes deben rendirle pleitesía; según su opinión, el único motivo por el cual una persona no acate sus exigencias, es porque siente envidia. Disfruta hablar de sí mismo y su sentimiento de grandeza, y siempre estará seguro de que puede ser aun más poderoso de lo que ya se cree.
b) Es desconfiada y siempre tiene la sospecha de que quieren hacerle daño, lo cual lo lleva a tomar decisiones impulsadas por el rencor.
c) Se siente segura de poder romper las reglas sin que esto le acarree ninguna consecuencia.
d) Está obsesionada con llamar la atención y que todos a su alrededor se fijen en él o ella, exagerando su personalidad y presentándose como una persona sumamente importante a la que todos deben admirar.
· Se trata de una persona psicológicamente afectada, con alguna de las siguientes actitudes:
a) Toma todo lo que sucede de manera exacerbada, afectando su estado de ánimo severamente.
b) Sufre de arranques repentinos y exagerados, que podrían incluso poner en riesgo su vida.
c) Es aislada e introvertida, repleta de complejos que no le permiten expresarse ante los demás.
d) Tiene un sentimiento de inferioridad enorme, al extremo de creerse mucho menos que personas que ni siquiera conoce.
e) Sólo piensa en su pareja, o expareja, siendo este aspecto el de mayor prioridad en su vida, dejándose de importar a sí mismo y poniendo en riesgo su bienestar emocional.
· Se trata de una persona habitualmente nerviosa o insegura, que presenta alguna de las siguientes actitudes:
a) Tiene sentimientos de inferioridad arraigados muy dentro de sí, lo cual contribuye a su aislamiento al no atreverse a socializar con nadie.
b) Se considera incompetente o incapacitada para realizar cualquier tarea, por lo que siempre requiere de la ayuda de los demás.
c) Su prioridad es el trabajo y sus obligaciones, descuidando cualquier tipo de interacción social.
d) Sólo piensa en su pareja y le aterra enormemente pensar en la posibilidad de perderla, aunque la relación se encuentre muy estable.
· Se trata de una persona obsesiva, con alguna de las siguientes actitudes:
a) Está totalmente dedicada a su trabajo y se exige al máximo, de manera exagerada, por cumplir con sus obligaciones sin reparo alguno.
b) Tiene la mente fija en obtener todo lo que quiera, cueste lo que cueste, incluyendo personas o cosas.
· Se trata de una persona que suele encariñarse con otros, de manera desmedida, con alguna de las siguientes actitudes:
a) Percibe todo de manera exagerada y siempre necesita a alguien a su lado para que lo consuele.
b) Se le hace imposible valerse por sí misma y requiere en todo momento estar acompañado al sentirse incapaz de atender cualquier situación.
c) Concentra absolutamente toda su atención en su pareja y nadie ni nada es más importante que satisfacer todo lo que le pide, pero en gran medida por miedo a perderla y sentirse solo posteriormente a una posible ruptura, que es lo que realmente le aterra.
Los profesionales de la salud mental han clasificado los trastornos de la personalidad en 3 grupos (A, B y C), entre los que se reparten 10 diferentes tipos de patologías específicas:
· Grupo A (trastornos raros o excéntricos): grupo caracterizado por patrones exagerados cognitivos, expresivos y de relaciones interpersonales.
o Trastorno paranoide de la personalidad
o Trastorno esquizoide de la personalidad
o Trastorno esquizotípico de la personalidad.
· Grupo B (trastornos dramáticos o emocionalmente inestables y erráticos): grupo de trastornos caracterizados por conductas violentas y desafiantes ante las normas, impulsividad y exceso de emociones.
o Trastorno antisocial de la personalidad
o Trastorno límite de la personalidad
o Trastorno histriónico de la personalidad
o Trastorno narcisista de la personalidad
· Grupo C (trastornos de la ansiedad y el temor): grupo caracterizado por temores exagerados y anormales.
o Trastorno de la personalidad por evitación
o Trastorno de la personalidad por dependencia
o Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad
También conocido con el nombre de trastorno de la personalidad paranoide, este diagnóstico representa el 0,5 % de los casos, y se caracteriza por una desconfianza generalizada en las demás personas. Los afectados con este trastorno suelen mostrarse en todo momento a la defensiva y tienden a pensar que quien se acerque a ellos, o lo hace por mero interés, o bien quiere hacerle algún daño; es decir, ante al abanico de posibilidades intencionales que tiene una persona hacia él o ella, este siempre va a asumir la peor opción; miran a todos con un enorme recelo
Son personas que no aceptan las críticas porque las toman como un ataque personal, por lo que también se convierten en personas rencorosas y jamás olvidarán un insulto. Aseguran tener la razón en todo lo que piensan y opinan, así como tienden a culpar a los demás si las cosas salen mal. En este sentido tienen muy pocas relaciones interpersonales, aunque se desenvuelven muy bien en sus responsabilidades y ocupaciones debido a que prefieren encargarse ellos mismos de lo que deben hacer, sin ayuda de nadie más.
Los afectados con este trastorno terminan quedándose solos. Las personas a su alrededor se alejan por miedo a represalias injustificadas y jamás podrán probar su inocencia ante las malinterpretaciones del paciente. Un caso muy común ocurre en las relaciones de pareja, desencadenando celos irracionales y enfermizos que dañan la relación. De este modo, a medida que se sienten más solos, su sentimiento de culpa hacia los demás es mucho mayor, por lo que terminan sumergiéndose en un círculo vicioso del que es prácticamente imposible salir.
Criterios para su diagnóstico
La desconfianza es el sentimiento más arraigado en esta patología y se manifiesta especialmente a principios de la edad adulta. Suele presentarse cuando ocurren al menos cuatro de las siguientes circunstancias.
a) Sospecha irracional de que los demás quieren aprovecharse de ellos o hacerles daños de algún modo.
b) Duda no justificada sobre la lealtad de sus amigos o personas más cercanas, inclusive familiares.
c) Recelo al momento de compartir información sobre ellos mismos, por la sospecha de que puede ser utilizada en su contra.
d) Visión de consecuencias desagradables e irracionales hasta en los hechos más simples e inocentes.
e) Rencor generalizado y prolongado en el tiempo ante hechos en los que se sintieron atacados.
f) Percepción de ataques a su persona en todo momento, con la posibilidad de reacciones agresivas para defenderse.
g) Sospecha irracional, repetida e injustificada de infidelidad por parte de su pareja.
Tratamiento y pronóstico
Este tipo de trastorno es muy complicado de tratar porque las personas afectadas siempre se encontrarán a la defensiva y muy probablemente nunca acepten su problema. La sugerencia de acudir a un psicólogo les parece un insulto y, en caso de llegar a aceptar, es muy difícil que confíen lo suficiente en el especialista como para pensar que este quiere ayudarles.
Por este motivo su pronóstico es bastante malo, debido a que casi nunca se curan al ser imposible abordar un tratamiento efectivo con ellos, aunque si llegan a someterse a psicoterapia y los medicamentos apropiados, los síntomas de paranoia podrían disminuir y actuar en favor de un mejor desenvolvimiento social.
También conocido como trastorno de la personalidad esquizoide, representa aproximadamente el 1 % de los casos de esta patología y se caracteriza por una personalidad acorde a los solitarios empedernidos, que aparece en la infancia y adolescencia, aunque por lo general su diagnóstico ocurre en la adultez. A los afectados con este trastorno no les importa no tener amigos, de hecho son muy pocas las personas con las que se relacionan, y estas generalmente son los miembros más cercanos de su familia.
Por lo general, son personas que se sienten bien y en equilibrio, siempre y cuando se mantengan alejadas de las demás personas. Esta situación no les permite desempeñarse laboralmente de manera óptima debido a la incomodidad que les produce entrar en contacto con sus compañeros de trabajo, por lo que tienden a buscan un empleo que puedan realizar solos o en casa. El gran problema es que, lamentablemente para los esquizoides, es prácticamente imposible en la actualidad aunque sea un mínimo de interacción social que a ellos les afecta, debido a su desgano o desinterés por relacionarse, lo cual suele generar reacciones inadecuadas por parte de los demás como respuesta a esas actitudes. Es muy probable que quienes sufran de este tipo de trastornos, sean víctimas en algún momento de bullying o mobbing a causa de su comportamiento solitario y extraño.
Criterios para su diagnóstico
El desapego social es el principal indicador de este trastorno, acompañado por expresiones emocionales limitadas, acorde a al menos cuatro de los siguientes síntomas:
a) Rechazo a todo tipo de relaciones íntimas, inclusive las familiares.
b) Preferencia por las actividades solitarias.
c) Poco o ningún interés en experiencias sexuales.
d) Se siente a gusto cuando realiza pocas actividades.
e) Los comentarios tanto positivos como negativos hacia su persona, le resultan insignificantes.
f) Actitud de desapego y frialdad generalizada.
g) No tiene amigos, más allá de los que así considera dentro de su familia.
Tratamiento y pronóstico
El tratamiento de este trastorno es bastante complicado debido a que el paciente no siente ningún interés en relacionarse con un especialista que pueda ayudarle en su problema, además de que su característica crónica difícilmente le haga entender que realmente tiene un problema que atender.
En este sentido la psicoterapia no es una opción, aunque una alternativa bastante acertada es limitar las expectativas interpersonales al margen de la afectividad, por lo cual el esquizoide podría recuperar un poco el entusiasmo por relacionarse, única y exclusivamente con motivos ajenos al interés personal.
Conocido en el nombre de trastorno de la personalidad esquizotípica, se caracteriza por ser un problema mental que afecta las relaciones personales a causa de distorsiones cognitivas, que producen patrones de comportamientos realmente inadecuados y excéntricos, que aparecen a comienzos de la edad adulta.
Los esquizotípicos sufren de grandes problemas emocionales, que se manifiestan de tres distintas maneras:
· Alejamiento interpersonal: las personas con este trastorno se sienten aisladas y con una profunda necesidad de interactuar con algún grupo. En general, se encuentran en una posición intermedia ente la soledad y las ganas de socializar con los demás. Debido a esto generan sentimientos de inferioridad y se muestran tímidos o temerosos al no saber lo que opinan las personas de ellos a causa de su comportamiento.
· Distanciamiento de la realidad: el alejamiento de los demás produce que los esquizotípicos comiencen a alterar su propia realidad, creando un mundo paralelo, encerrándose en una burbuja y adoptando comportamientos inusuales o excéntricos que para ellos es completamente normal, porque lo han hecho algo suyo.
· Sufrimiento emocional: encontrarse alejado de las demás personas produce en el esquizotípico sentimientos de frustración, al querer relacionarse con las personas pero al mismo tiempo no atreverse a hacer nada para que esto sea posible. De esta manera se siente abandonado.
Criterios para su diagnóstico
El comportamiento social inadecuado es la principal actitud que el esquizotípico presenta ante los demás, causando su alejamiento o distanciamiento, y acompañado por al menos cinco de los siguientes síntomas.
a) Sensación de que la gente siempre se encuentra hablando de ellos, similar a los síntomas de autorreferencialidad de la esquizofrenia, pero no asociada a ese diagnóstico.
b) Pensamiento mágico o ideas realmente irreales que afectan su comportamiento, como la creencia en fantasías que son trasladadas a la realidad.
c) Percepciones inhabituales o ilusiones fantásticas frecuentes.
d) Recurrencia a lenguajes extraños.
e) Manifestaciones paranoicas.
f) Actos de afectividad inapropiados.
g) Actitudes raras o excéntricas, totalmente ajenas a la realidad.
h) Ausencia de amigos o personas de confianza fuera del núcleo familiar.
i) Síntomas de ansiedad social.
Tratamiento y pronóstico
Los esquizotípicos deben vivir con este problema toda su vida por su carácter crónico, lo cual genera grandes complicaciones especialmente en el trabajo. Sin embargo, en este caso la psicoterapia es una alternativa bastante eficiente ya que acudir a un especialista ayudará al paciente a enfrentar su situación y comenzar a crear una imagen más real del mundo que lo rodea. También puede ser útil la prescripción de medicamentos antipsicóticos, aplicados especialmente en el tratamiento de la esquizofrenia, para ayudar a reducir los síntomas paranoicos y coadyuvar así a un mejor desenvolvimiento en las tareas que requieran de interacción social.
También conocido con el nombre de trastorno de la personalidad antisocial o sociopatía, es un trastorno en el cual el afectado pierde toda noción por el respeto a las normas sociales y disfruta enormemente manifestar una conducta o comportamiento que menosprecie los derechos individuales de los demás.
A diferencia de los demás trastornos del Grupo A, una persona con trastorno antisocial no llega a sentirse mal; al contrario, se siente de maravilla, pero a costa de provocar sufrimiento a todos los que se encuentran a su alrededor. Tienen un profundo odio y resentimiento hacia la sociedad y hacia el sistema en general, por lo que no tendrá ningún sentimiento de culpa ante sus actos.
De este modo es muy común encontrar actitudes explotadoras, o que provoquen en el individuo la necesidad de aprovecharse de los demás sin tener el más mínimo sentimiento de remordimiento. Si dejan de hacer las cosas, no es porque no tengan la capacidad, sino porque seguramente encontrarán a alguien que lo haga por ellos. Tienen un sentimiento de superioridad que nadie les puede quitar.
Este trastorno suele manifestarse en la adolescencia, siendo necesario su diagnóstico después de los 18 años de edad, aunque en la mayoría de los casos puede determinarse la presencia de comportamientos antisociales a partir de los 15 años. La necesidad de rehuir a las normas sociales puede desencadenar el desarrollo de conductas criminales, llevando al enfermo a cometer delitos graves.
Las causas para el desarrollo de este trastorno son desconocidas, aunque es muy probable que el entorno en el que el individuo ha crecido conforme un factor de riesgo determinante en la formación de patrones de conducta antisociales. Para los niños que padres antisociales o alcohólicos, maltratadores, o que vivan en ambientes hostiles como barrios de alta peligrosidad, tienen una alta probabilidad de desarrollar este trastorno.
Criterios para su diagnóstico
A partir de los 15 años comienza a surgir la necesidad de quebrantar la ley o provocar sufrimiento en los demás, pero diagnóstico efectivo puede hacerse si se cumplen al menos tres de los siguientes criterios cuando la persona ya ha cumplido los 18 años de edad:
a) Necesidad de incurrir de manera constante en actos ilegales, que sean motivo de detención, lo cual deriva del fracaso por respetar la ley.
b) Mentir compulsivamente, con el objetivo de engañar de manera maliciosa y malintencionada a sus víctimas.
c) No les es posible realizar planes a largo plazo.
d) Necesidad de provocar peleas constantes, debido a actitudes de irritabilidad y agresividad.
e) Incapacidad de darle la importancia que merece su seguridad y la de los demás.
f) Actitud irresponsable ante todas las situaciones de su vida.
g) Imposibilidad de sentir remordimientos o arrepentimientos de ningún tipo por sus actos, aun si involucraron haberle hecho daño a alguien más.
Tratamiento y pronóstico
El trastorno antisocial de la personalidad es uno de los más difíciles de tratar debido a que el afectado muy raramente acudirá en busca de ayuda profesional por sí solo, y por lo general termina acudiendo a un especialista debido a una orden judicial que se lo imponga.
A esto debe sumarse que el paciente corre el riesgo de caer víctima de graves problemas como la drogadicción, y ser detenido y llevado a la cárcel por sus actos, ambos motivos por los cuales se hace más difícil su recuperación.
La ayuda de un especialista en trastornos mentales debe ir orientada a la toma de consciencia en las diferencias entre el bien y el mal, y hacerle entender a su paciente que sus actitudes desmedidas pueden resultar en daños irreparables a sus víctimas y a sí mismo.
Adicionalmente existen tratamientos conductuales con los que se pueden obtener buenos resultados, en los que se actúe de manera compensatoria cuando el paciente realice buenas acciones, o se le castigue de algún modo en caso contrario. También son muy recomendables las psicoterapias de grupo, en las que se vea acompañado y apoyado por personas con el mismo problema, y se estimulen entre todos a superarlo.
Aunque las actitudes antisociales de este trastorno aumentan con el pasar del tiempo, siendo la edad tope para desarrollar sus síntomas a los 20 años, por lo general terminan disminuyendo alrededor de los 40, a causa de que la persona comienza a tomar consciencia de la negatividad de sus actos. Sin embargo, esto no siempre es así, por lo que existe el riesgo de presentar esta actitud hasta el final de sus vidas.
Conocido también con el nombre de trastorno fronterizo de la personalidad o borderline, se trata del trastorno de la personalidad más común y de hecho el más peligroso de todos. Tiene la particularidad de ser el que más inestabilidad emocional general y sus síntomas tienden a confundirse con otros trastornos, debido a la alternabilidad que presenta, por lo que a veces resulta complicado su diagnóstico preciso y su correcto tratamiento.
Este trastorno causa en quien lo padece estados de ánimo exagerados y desmedidos, en los que podría decirse que han llegado al límite de lo posible. Además, sus actitudes siempre estarán enmarcadas en extremos de la personalidad, demostrando un comportamiento totalmente inclinado hacia alguna de las emociones, ya sea extrema felicidad al límite de la euforia, como extrema tristeza que hace pensar hasta en el suicidio como remedio a tanto sufrimiento; nunca existirá un nivel de emociones que pueda considerarse neutro.
En este sentido las reacciones impulsivas son frecuentes, y el más mínimo estímulo emocional puede desencadenar consecuencias muy peligrosas. El estado de de impulsividad es tan grande, que una simple mirada malinterpretada por parte de la persona puede convertirse en un profundo sentimiento de odio, rabia y desprecio hacia su interlocutor, al extremo de querer hacerle daño.
De este modo se produce una fuerte inestabilidad emocional y afectiva que en algún momento la persona se siente en la imperiosa necesidad de contar con alguien a su lado que le haga sentir querido, pero esta situación es igual de peligrosa porque nunca confiará por completo en esa persona y su estado de vulnerabilidad es tan grande que las decepciones están a la vuelta de la esquina, y al ocurrir algo que no le guste al enfermo, las consecuencias podrían ser hasta fatales.
Es importante recalcar que no todas las personas con trastorno límite de la personalidad reaccionan de la misma manera hacia las demás personas. Así como existen casos en los que las reacciones sí van dirigidas a terceros, hay otros en los que pueden mostrarse totalmente inofensivos, pero internamente el sentimiento de malestar es lo suficientemente grande que terminan atentando contra ellos mismos, ya sea a través de autolesiones o intentos de suicidio.
El trastorno límite de la personalidad puede ser causado por muchas factores de riesgo que de alguna manera atentan contra la integridad del afectado, que van desde abandono en la infancia o adolescencia, violencia familiar, relaciones interpersonales negativas o haber sido víctimas de abusos sexuales; todos estos son motivo suficiente para causar severos problemas emocionales que terminan afectando la mente del ser humano.
El TLP aparece en edades tempranas de la vida, en la infancia o adolescencia, y sigue su curso crónico hasta la adultez; en el peor de los casos la edad máxima para su aparición no supera los 25 años. Aproximadamente el 2 % de la población mundial sufre de este trastorno, cerca del 20 % de los pacientes ingresados a los centros de salud por problemas mentales. Representa la mitad de los casos de trastornos de la personalidad y de estos el 76 % son mujeres, lo que demuestra que son las más propensas a ser diagnosticadas con borderline.
Criterios para su diagnóstico
Las personas con el trastorno límite de la personalidad se caracterizan por la incertidumbre de no saber quiénes son en todo momento y todo lo que forma parte de su ser puede cambiar de manera repentina e impulsiva, sin que haya forma de presagiarlo. Estas características pueden ser apoyadas por al menos cinco de los siguientes criterios:
a) Son personas impulsivas y no ven el riesgo al realizar actividades de manera desmedida, sin considerar los riesgos.
b) Son personas que sufren de ira intensa y son incapaces de poder controlarla.
c) Son personas con dificultad para controlar su estado de ánimo.
d) Son personas con altos niveles de estrés que le causan el sufrimiento de síntomas paranoides.
e) Son personas que ven alterada la imagen que tienen de sí mismos.
f) Sus relaciones interpersonales son inestables a causa de la alteración del modo como ven a sus semejantes.
g) Realiza enormes esfuerzos, a veces exagerados e irracionales, por evitar que ciertas personas, reales o imaginarias, se alejen de ellos.
h) Frecuentes ataque hacia sí mismo.
i) Persiste la sensación crónica de encontrarse solos en el mundo.
Tratamiento y pronóstico
La evaluación psicológica es fundamental en casos del trastorno límite de la personalidad y el especialista debería estar en la capacidad de realizar, no sólo un diagnóstico efectivo, sino también determinar la gravedad de los síntomas en esa persona y sus posibles consecuencias.
Por ser un trastorno tan grave, este puede generar otros trastornos que surgen a la par, lo cual complica más el estado del paciente y el nivel de comorbilidad. La depresión es bastante frecuente en estos casos, así como la aparición de otros trastornos de la personalidad, como el narcisista; inclusive es común que se presenten ciertos trastornos de la alimentación, como la bulimia o la anorexia.
En consecuencia la psicoterapia individual es el tratamiento más indicado en estos casos, en los que el acompañamiento de un especialista es vital; de hecho, existen algunos tipos específicos de psicoterapias para el trastorno límite de la personalidad, que se diferencia de los tratamientos para los demás trastornos de la personalidad, con un alto nivel de efectividad. Este tratamiento implica un acompañamiento por puede extenderse durante meses e incluso años. Algunas opciones son la terapia cognitivo-conductual (centrado en regular los patrones de pensamiento y conductas), la terapia dialéctica conductual (centrada en aumentar la capacidad de adaptación y aceptación de los cambios), la terapia cognitiva focal de esquemas (centrada en controlar los esquemas más profundos de las emociones y la personalidad), la terapia cognitivo-analítica (combinación de planteamientos cognitivos y psicoanalíticos), y el psicoanálisis. También se han desarrollado terapias de grupo para apoyar en la recuperación de esta patología.
La medicación que suele utilizarse en los casos de trastorno límite de la personalidad son enfocados en tratar los síntomas de los demás trastornos comórbidos, más que el propio TLP. Así es muy común la prescripción de antipsicóticos, antidepresivos o anticonvulsivantes, dejando para los casos extremos la terapia electroconvulsiva, o de electroshock.
Sea cual sea el caso, la atención especializada en casos de trastorno límite de la personalidad es esencial si se quiere lograr alguna mejoría. El pronóstico de recuperación es más alentador cuando los síntomas aparecen de manera tardía (entre los 20 y 25 años) que si aparecen en la infancia o adolescencia. Los modelos de evolución han demostrado que a partir de los dos años de tratamiento terapéutico, los pacientes logran una gran mejoría respecto a su comportamiento social, y muchos de ellos han logrado su remisión a los 5 años; sin embargo esto no quiere decir que así va a suceder en todos los casos, ya que juega un papel fundamental la personalidad y los niveles de intensidad de cada paciente, que en el trastorno límite a veces es imposible establecer.
Conocido también como trastorno de la personalidad histriónica, las personas con este diagnóstico suelen mostrar una personalidad excesivamente emocional y una necesidad de atención extrema. Debido a esto, es muy común verlos haciendo todo lo posible por no pasar inadvertidos adonde sea que vayan, mostrándose como personas altamente extrovertidas y con una gran autoestima, pero la realidad es que esconden un enorme sentimiento de inseguridad y temor a causa de la posibilidad que sienten real de no ser tomados en cuenta.
Esta actitud de los histriónicos por llamar la atención les hace sentirse extremadamente aburridos cuando están solos y el hecho de no poder llamar la atención como quisieran provoca en ellos ansiedad y frustración. Son personas que de alguna manera han perfeccionado sus técnicas para no pasar desapercibidos, pudiendo vestir ropa estrafalaria y llamativa o comportarse con actitudes seductoras, inclusive ante interlocutores de su mismo sexo.
Los histriónicos son expertos en tergiversar las historias para hacer parecer un hecho totalmente irrelevante como si hubiese sido un gran acontecimiento que merece ser conocido por todos. Siempre va a necesitar verse rodeado de gente donde él o ella es el centro de atención y la situación de los demás no le importe en lo absoluto, sólo a excepción de aquellas oportunidades es las que sienta que su supuesto interés por ayudar sea imprescindible para encontrarle solución a los problemas.
Su egocentrismo es elevado, hasta el punto de poder aparentar conocerlo todo sobre cualquier tema de discusión que se ponga sobre la mesa, aunque esto no sea cierto. Si llega a ser desenmascarado su reacción generalmente es la de hacerse la víctima y sentirse atacado, así como también cuando no logra llamar la atención. Pueden reaccionar con ira o de forma agresiva si no alcanza sus objetivos de figurar o ante cualquier estímulo que los provoque.
Son altamente manipuladores. Son susceptibles a sufrir de crisis emocionales provocadas para llamar la atención de aquellos que no han volteado a verlos. Sus relaciones pueden ser muy positivas al principio, pero con el pasar del tiempo se vuelven realmente insoportables, donde él debe estar siempre en primer plano.
Criterios para su diagnóstico
Los histriónicos generalmente desarrollan los síntomas en las edades tempranas de la adultez, pasados los 18 años. Su diagnóstico puede ser realizado cuando el paciente manifieste al menos cinco de las siguientes señales:
a) La teatralidad es una de sus estrategias cuando habla con las demás personas.
b) Se deja influenciar fácilmente por las circunstancias.
c) Su estado de ánimo es altamente emocional y cambiante.
d) Manifiesta su incomodidad durante aquellas situaciones donde no es el centro de atención.
e) Suele tomar conductas seductoras, sexuales o provocativas de forma inapropiada ante sus interlocutores.
f) Su apariencia física siempre va a ser una de sus armas de seducción, por lo que cuida enormemente la manera cómo se ve.
g) Su forma de hablar es altamente impresionista.
h) Toma todas y cada una de sus relaciones de manera más íntima de lo que debería.
Tratamiento y pronóstico
El tratamiento para el trastorno histriónico de la personalidad se trata de una combinación entre medicamentos y psicoterapia. La medicación será principalmente de antidepresivos que puedan combatir los síntomas de la ansiedad y la depresión, mientras que la psicoterapia actuará de manera preventiva ante la forma de ser y actuar del histriónico.
Aunque este trastorno no representa un gran riesgo para la estabilidad laboral, esto será así mientras que la persona de alguna manera se las arregle para mantenerse siempre destacándose en lo que hace; en caso contrario, corre el riesgo de cambiar con mucha frecuencia su empleo debido al aburrimiento que le causa no ser tomado en cuenta. Adicionalmente sus relaciones personales y de pareja pueden verse deterioradas a causa de que su necesidad de atención llegue a no ser satisfecha, por lo cual es necesaria la búsqueda de ayuda profesional que le ayude a controlar su necesidad de atención.
El trastorno de personalidad narcisista, o simplemente narcisismo, se caracteriza por mostrar en las personas una actitud de ego excesivo, hasta el punto de considerarse la persona más importante del mundo. Si los histriónicos buscan permanentemente llamar la atención sin tomar en cuenta a los demás y convertirse en el centro del universo, los narcisistas consideran que ya lo son, que no existe nadie en el mundo entero que sea más importante que ellos y que, además, todos se encuentran en un nivel por debajo.
De alguna manera consideran que forman parte de la excelencia y su búsqueda del estatus es prácticamente permanente. Si los demás manifiestan de alguna manera que ese estatus que profesan es algo sin importancia o no son merecedores de eso reaccionan como si se les hubiera ofendido o maltratado. Esa falta de reconocimiento como seres superiores les hace reaccionar a la defensiva y pueden sufrir de fuertes depresiones. Esta hipersensibilidad les lleva a experimentar respuestas muy intensas a las críticas de los demás.
A pesar de sus ínfulas de superioridad, pueden ser capaces de reconocer que existen otras personas importantes. En este mismo sentido, esas personas deben ser las que más reconozcan su estatus; la valía que pueden tener las otras personas para ellos, es precisamente la admiración que de alguna manera pudieran profesarle. No toleran las críticas negativas y mucho menos aceptarán aquellas circunstancias en las que deban ceder en algún aspecto, como por ejemplo en el matrimonio, y los límites les hacen tomar actitudes sumamente desagradables.
Los narcisistas son personas exigentes e insensibles, que no muestran ningún interés por los sentimientos de otras personas y son explotadores por naturaleza. Si llegan a ser cuestionados por sus éxitos, fácilmente pueden pensar que quiénes emiten las críticas sienten envidia, pero ellos mismos pueden reaccionar con ese sentimiento si son los demás los que tienen algún éxito, llegando a considerarlos una competencia; suelen pasar mucho tiempo comparándose con los demás y exaltando aquellas cualidades en las que sean superiores.
El trastorno narcisista de la personalidad dota a quienes lo padecen de una gran locuacidad que en un principio atrae a muchas personas, pero el sentimiento de superioridad se hace notar y rápidamente se vuelven conversadores aburridos y abrumadores. En este punto es donde se hace más evidente la sensación de incapacidad e inferioridad de la que son víctimas, poniendo en evidencia la diferencia entre autoestima y narcisismo: la primera hace pensar a las personas lo mejor de sí mismas, mientras que la segunda sólo es la necesidad de querer pensar bien de sí mismas.
Su pensamiento de superioridad les hace desechar emociones negativas como la tristeza por considerarla algo propio de personas débiles. Sus aspiraciones de vida (personales, académicas, laborales) son muy poco realistas porque básicamente se alimentan de la fantasía que les produce sus ansias de poder, y por eso dan muchísima importancia a las posesiones materiales, porque están seguros de que otorgan puntos a su estatus.
No se conforman con tener ellos una posición elevada aunque sea infundada, sino que también hacen lo posible para que los que están a su alrededor no destaquen de ninguna manera sobre ellos. Por eso sus conductas morales y de ética son altamente corruptibles y tienen un sentido de los valores bastante tergiversado, en la medida que estos no afecten su imagen o, por el contrario, les hagan destacarse.
Criterios para su diagnóstico
El narcisismo es un patrón de conducta que suele aparecer en la época temprana de la adultez en diversos contextos, caracterizados por una necesidad de admiración y apoyado por al menos cinco de los siguientes indicadores:
a) Un alto concepto de la importancia de sí mismo.
b) Las expectativas de éxitos, belleza, poder y amor son exageradamente elevadas, sin límite posible.
c) Los narcisistas se creen especiales, o quizás únicos, por lo que sólo deben relacionarse con ellos otras personas de un estatus tan elevado como el suyo.
d) La necesidad de admiración excesiva se hace presente.
e) Tienen la sensación en todo momento de que sus exigencias deben ser atendidas sin cuestionamiento alguno.
f) Suelen tener una actitud explotadora para sacar algún beneficio propio.
g) Incapacidad de reconocer los sentimientos de los demás.
h) Siente envidia por los demás, o por el contrario tiene el presentimiento de que las demás personas le envidian.
i) Tiene una conducta arrogante o de soberbia.
Tratamiento y pronóstico
Para los narcisistas el principal tratamiento es la psicoterapia por parte de psicólogos o psiquiatras que les permitan desarrollar empatía por las demás personas, tratarlos de forma más comprensiva y reducir sus sentimientos de superioridad.
El trastorno narcisista de la personalidad podría presentar fuertes complicaciones si llega a tener alguna relación con el alcoholismo y la drogodependencia, ya que los efectos de ambas adicciones podrían elevar aún más los síntomas.
Este trastorno, también conocido como trastorno de la personalidad ansiosa o trastorno evitativo de la personalidad, se caracteriza por un fuerte sentimiento de rechazo o desaprobación que la persona percibe por parte de los demás, desencadenando en él una actitud de inhibición que reduce enormemente la interacción social más allá de su familia y quizás un par de amigos de los que siente la plena seguridad que nunca le darán la espalda.
El problema comienza con la persona misma, quien se considera a sí mismo totalmente inepto o indeseado por los demás, y piensa que el resto de las personas no lo aceptaría tal como es, y no es sólo eso, sino que además sería rechazado y menospreciado; tiende a pensar que simplemente las demás personas lo desprecian y no aceptarían su compañía.
En las relaciones interpersonales que se ven obligados a establecer, tienden a ocultar su verdadera personalidad, esto debido al mismo sentimiento que les indican el riesgo en ser rechazados si los demás los conocen tan cual son, que a su vez les hace creer que si los engañan, serán más apreciados. Por esto motivo tienen muy pocos amigos de confianza, que en ocasiones se reducen a sólo los miembros de su familia o su cónyuge, existiendo la posibilidad de establecer una relación de amistad con alguien más si y sólo si ya ha pasado por un proceso de comprobación que le indique al afectado que este no lo va a rechazar en algún momento. Aun así, muestran una fuerte necesidad de afecto y aceptación, por lo que siempre intentarán tener una buena apariencia para nunca dejar de agradar a esos que sienten afecto por ellos.
En general son personas que siempre realizarán una interpretación negativa de las impresiones que generen en los demás, inclusive de aquellos que no le conocen o cuya interacción no pase de una simple casualidad en la calle, como un saludo de cortesía o el vendedor que les atiende en el mercado.
Lógicamente todo tipo de interacción con un público, ya sea una disertación en un auditorio o una exposición ante sus compañeros de clases, será todo un reto prácticamente imposible de cumplir ya que, aunque tenga total dominio del tema, el pensamiento de que será rechazado por una multitud los turba totalmente.
Las circunstancias por las que atraviesa alguien con trastorno por evitación le impulsan a sentir un miedo intenso por decepcionar a los demás y a raíz de esto no se atreven a hacer cosas nuevas. También sienten miedo por experimentar nuevas emociones por el temor de que estas sean negativas y muy intensas.
Criterios para su diagnóstico
La inhibición social y la hipersensibilidad a la evaluación negativa son los principales síntomas del trastorno de la personalidad por evitación, que aparecen a principios de la edad adulta y que puede ser diagnosticado si le acompañan al menos cuatro de los siguientes aspectos:
a) Evitación de aquellos trabajos que impliquen interacción interpersonal, eso debido al miedo que sienten por ser rechazados en sus labores.
b) Si no está seguro de que caerá positivamente, jamás se atreverá a relacionarse con la gente.
c) Constante preocupación por ser rechazado en los diferentes ámbitos sociales.
d) Sentimiento de ineptitud, así como de inferioridad hacia los demás.
e) Por miedo a afrontar situaciones comprometedoras, se reúsan a correr cualquier clase de riesgos interpersonales.
f) En las relaciones íntimas, se autoreprime, por miedo a sufrir algún tipo de vergüenza.
g) Las situaciones personales vividas por primera vez son un motivo de inhibición.
Tratamiento y pronóstico
El trastorno de la personalidad por evitación debe ser casi siempre tratado por medio de la psicoterapia, que actualmente es considerada la mejor opción para las personas con esta patología. De esta manera, se puede ayudar a los afectados a mejorar su autoestima y no ser tan sensibles a las posibilidades de rechazo. Adicional a la psicoterapia, la medicación con antidepresivos puede ayudar a combatir los síntomas.
Lo bueno de este trastorno es que, a pesar de su condición crónica, con la ayuda adecuada las personas pueden ir recobrando poco a poco la confianza en sí mismos, y eventualmente comenzar a aumentar su capacidad para relacionarse con las demás personas.
El tratamiento es estrictamente necesario ya que sin eso, las personas pueden llevan una vida de completo aislamiento, cercenando la posibilidad de estudiar, conseguir un empleo adecuado y formar una familia. Además son propensos a ser diagnosticados con otros trastornos psiquiátricos, como la drogadicción o trastornos depresivos.
El también conocido como trastorno de la personalidad dependiente se caracteriza por el desarrollo en la persona de un fuerte comportamiento de sumisión que les lleva a experimentar una exagerada necesidad de estar acompañado y de que alguien se ocupe de ellos.
Para las personas con trastorno dependiente, el mundo es un lugar demasiado grande y cruel como para soltarlos solos en él. Se consideran totalmente desvalidos y tienen un comportamiento de sumisión, pasividad y docilidad con lo que esperan que las personas a su alrededor no la abandonen nunca. Llegan incluso a soportar tratos humillantes y la confrontación jamás será una opción, mientras tengan la garantía de que habrá alguien al lado de ellos en todo momento.
Su actitud en general denota una fuerte inseguridad y gran falta de confianza en sí mismos, desde la forma de hablar, el tono de voz utilizado, hasta la ingenuidad con la que manejan las situaciones, restando importancia a los problemas, que suelen dejan en manos de lo demás con la plena confianza de que serán quienes los resuelvan.
Otra cosa que dejan en manos de los demás son sus propias decisiones y siempre van a estar de acuerdo con todo el mundo. En ese mismo sentido tienen un fuerte sentimiento de preocupación por todos a su alrededor, más que por sí mismos. Por eso cuando se encuentran solos experimentan un fuerte malestar a causa de tener la sensación de no poder hacer nada o tomar decisiones por sí mismos.
Las mujeres son más propensas a sufrir de este trastorno, aunque los hombres también corren el riesgo de padecerlo. Una causa probable de la dependencia es la sobreprotección que reciben muchos niños en su infancia, lo cual podría explicar la alta incidencia en mujeres y se convierte en motivo suficiente para que las personas no se sientan capaces de afrontar las diferentes situaciones de la vida por sí mismos.
Criterios para su diagnóstico
La fuerte necesidad de que alguien se haga cargo de las decisiones propias es el principal síntoma de quien sufre de trastorno de la personalidad dependiente, acompañado de al menos cinco de los siguientes indicadores que podrían asegurar su diagnóstico:
a) Necesitan de una gran cantidad de consejos o injerencia de terceros al momento de tomar decisiones de la vida cotidiana.
b) Las áreas más importantes de su vida se convierten en responsabilidad de alguien más.
c) El miedo a perder el apoyo de alguien le impulsa a estar de acuerdo en todo lo que esa persona dice, hace o decide.
d) Está dispuesto a hacer absolutamente todo lo que otras personas le piden, con la garantía de que no perderá el apoyo de los demás.
e) La incapacidad y temores exagerados de no poder hacerse cargo de sí mismo le lleva a experimentar mucha incomodidad cuando está solo.
f) La posibilidad de que lo abandonen y se vea en la necesidad de cuidarse a sí mismo le causa preocupación.
g) La finalización de una relación íntima enciende sus alarmas y emprende una nueva búsqueda desesperada de alguien más con quién estar.
h) La iniciativa propia es un aspecto prácticamente inexistente, por lo cual es casi imposible para ellos iniciar un nuevo proyecto.
Tratamiento y pronóstico
En los casos de trastorno de la personalidad dependiente la psicoterapia suele ser el tratamiento más efectivo, que le permitirá al afectado recuperar la confianza en sí mismo y la capacidad de tomar decisiones y hacer elecciones de forma independiente.
Este trastorno suele causar fuertes síntomas de ansiedad y depresión. En esos casos la medicación de antidepresivos será de gran ayuda para reducirlos.
Aunque el pronóstico de mejora con el tratamiento adecuado es prácticamente un hecho, este mejoramiento generalmente es a muy largo plazo. La ventaja es que el mismo sentimiento de dependencia por parte del paciente le llevará a buscar y mantener en pie él mismo la ayuda de especialistas.
También conocido como trastorno de la personalidad obsesiva o personalidad anancástica, entre otros nombres, el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TOCP) se caracteriza por la fuerte necesidad de mantener el orden y el perfeccionismo, a costa de la flexibilidad necesaria para poder llevar una vida tranquila y sin estrés.
Es importante aclarar antes que nada que el trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TOCP) no debe ser confundido con el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), el cual se trata más bien de un trastorno de ansiedad con el que las personas tienden a actuar de manera compulsiva, ya sea a través de rituales o comportamientos repentinos, con el objetivo de controlar los pensamientos obsesivos con los que viven día a día.
Aquellas personas que son diagnosticadas con TOCP, se esfuerzan por realizar todas sus tareas de forma milimétricamente cronometrada, por lo que realizan horarios en los cuales especifican el momento exacto para su ejecución y el tiempo invariable que debería tomarles.
Los obsesivos-compulsivos suelen ser muy organizados y disciplinados, llevando una vida sumamente regulada. Su pensamiento se enfoca continuamente en preguntarse si está haciendo las cosas bien y según lo establecido, mostrando un pensamiento bastante rígido al momento de asumir responsabilidades de todo tipo.
Son personas con un alto sentido de la moral y la ética, así como de las reglas en cualquiera de las situaciones en las que le toque desempeñarse. Para ellos todo problema tiene una solución de la que no debe escapar ningún detalle. También son muy cuidadosos y respetuosos al momento de establecer una conversación, así que buscan expresarse de la manera más correctamente posible.
Esta actitud de extrema rectitud pone en evidencia el problema de este trastorno. Pudiera pensarse que difícilmente exista un aspecto negativo en este tipo de comportamientos, pero es precisamente el hecho de que cualquier circunstancia que no le permita cumplir con su patrón de comportamiento, puedo sacarlo de sus cabales y producir en ellos sensaciones de frustración y desesperanza.
Sus emociones son prácticamente inexistentes. Los obsesivos-compulsivos no esperan de ninguna manera que alguien más pueda desempeñarse en alguna labor mejor que ellos, y descubrir que esto sea posible causa un enorme sentimiento de confusión. Sencillamente no confían en que más nadie pueda hacer las cosas de manera correcta, por lo que sus relaciones interpersonales carecen de cualquier tipo de sentimientos afectivos que no le harían sentirse a gusto.
La soledad suele ocupar la mayor parte de su tiempo y prácticamente no tienen actividades de tiempo libre. La extrema organización con la que llevan sus agendas es tan invariable que al más mínimo riesgo de no poder cumplir con ella cabalmente, entran en conflicto con ellos mismos a causa de no encontrar de forma inmediata la manera de poder culminar con todo lo pendiente.
Criterios para su diagnóstico
El principal indicativo para sospechar de este trastorno es precisamente la enorme necesidad de perfección sobre las cosas que la persona tiene, y que puede ir acompañado de al menos cuatro de los siguientes indicadores.
a) Los detalles son lo que más preocupan al obsesivo-compulsivo. Absolutamente todo debe ser atendido de la manera más meticulosa, aunque se dejen de lado los objetivos de la actividad asumida.
b) Si la tarea realizada no es considerada literalmente perfecta, entonces no está completamente terminada,
c) El trabajo es lo primordial, hablando de manera indiscutible. Los momentos de ocio y diversión no existen para ellos.
d) Suelen querer realizar ellos mismos las tareas asignadas a equipos de trabajo, por la desconfianza que le produce trabajar con los demás.
e) Son rígidos y obstinados en todas las circunstancias.
f) La moral, la ética y los valores son los principales pilares de la vida para ellos y dudan que cualquier otra persona pueda representar ese comportamiento.
g) Son incapaces de deshacerse de diferentes objetos, aun cuando se encuentren desgastados y no tengan ningún valor sentimental.
h) La avaricia se apodera de ellos al momento de verse en la obligación de realizar cualquier gasto.
Tratamiento y pronóstico
La depresión y ansiedad causada por este trastorno puede ser combatida por medio de fármacos que actúen en la regulación de ciertos neurotransmisores al cerebro, y la psicoterapia con especialistas se convierte en el principal tratamiento, aunque se ha demostrado que una combinación de medicamentos con la psicoterapia resulta ser la opción más recomendable.
Este trastorno presenta ciertas ventajas en cuanto a otras actitudes que el paciente simplemente no va a acatar a causa de la rigidez con la que vive su vida, como por ejemplo jamás aceptarían el consumo de drogas.
Sin embargo, el aislamiento social pasa a formar parte del día a día del obsesivo-compulsivo, y la depresión o la ansiedad causada por las dificultades que a veces el paciente tiene para manejar la ira.
Adicionalmente en los últimos años se ha venido evaluando la posibilidad de incluir dos tipos de trastornos adicionales, para futuras revisiones de los especialistas:
A. Trastorno depresivo de la personalidad: es un trastorno caracterizado por el frecuente comportamiento depresivo que se inicia a principios de la edad adulta, y que se refleja en múltiples aspectos de la vida del afectado. Además, no necesariamente forman parte de los episodios depresivos mayores, lo cual hace sospechar que efectivamente dicha actitud forma parte esencial de la personalidad.
En caso de ser incluido como parte de los trastornos de la personalidad, puede diagnosticarse si el paciente sufre de al menos cinco de los siguientes síntomas:
a) Estado de ánimo dominado por la tristeza, el desánimo y la infelicidad.
b) Baja autoestima predominante en la visión del sujeto sobre sí mismo.
c) Autocrítica negativa y autodescalificación generalizada.
d) Sufre de una preocupación excesiva en todo momento.
e) Tiende a tener una mala relación con los otros, especialmente de desacuerdo irracional.
f) Muestra una actitud eminentemente pesimista.
g) Muestra sentimientos de habitual culpa y arrepentimiento.
B. Trastorno pasivo agresivo de la personalidad: es un trastorno caracterizado por la ausencia de respuestas efectivas ante las situaciones que le exigen un comportamiento positivo o de enfrentamiento activo. Se inicia especialmente a principios de la edad adulta y puede ser diagnosticado si se cumple con al menos cuatro de los siguientes síntomas:
a) Bajo rendimiento ante las tareas cotidianas del hogar y el trabajo.
b) Sentimiento de incomprensión y desprecio por parte de los demás.
c) Fácilmente propenso a las discusiones.
d) Sentimiento de desprecio hacia sus superiores, o a la persona que represente algún tipo de autoridad.
e) Sentimiento generalizado de mala suerte, la cual se convierte en la culpable de todos sus fracasos.
f) Comportamiento intermitente entre la hostilidad y el arrepentimiento.
Quien sufra de algún trastorno de la personalidad difícilmente acudirá a un especialista por esta causa. Generalmente su personalidad es interpretada por ellos mismos como algo normal y su comportamiento no amerita ningún tipo de revisión, pero lo cierto es que la atención médica se hace cada vez más necesaria con el paso del tiempo.
Sin embargo, es muy común que busquen algún tipo de ayuda cuando comienzan a notar que sus actitudes comienzan a generar complicaciones en su vida diaria, en su entorno, como por ejemplo en su trabajo, así como también pudiese suceder que la ayuda que creen requerir está asociada a algún otro problema y terminan siendo diagnosticados con un trastorno de la personalidad.
El tratamiento de los trastornos de la personalidad mediante psicoterapia suele ser largo, complejo y de muy lenta evolución, pero con buenos resultados que permitan al paciente modificar su comportamiento con las personas a su alrededor con el pasar del tiempo. Adicionalmente la aplicación de medicamentos como antidepresivos sólo debería constituir un complemento al tratamiento ejercido, como medida para reducir los síntomas derivados como la depresión o la ansiedad.
Es importante resaltar que no puede hablarse de una curación real y total de los trastornos de la personalidad ya que simplemente no puede cambiarse la personalidad de alguien, pero con el tratamiento realizado por los especialistas adecuados y comprometidos con sus pacientes, estos van a mostrar eventualmente una mejor adaptación con su entorno. Debe tenerse en cuenta también el compromiso del paciente por querer mejorar, ya que si acude a las terapias sin entusiasmo alguno, las mejoras serán mucho más difíciles de alcanzar.
No es posible determinar un patrón de mejora para aquellos diagnosticados con algún trastorno de la personalidad debido a que cada persona se encuentra afectada de manera muy diferente a las demás, dependiendo del tipo de trastorno que presente y los niveles de intensidad de sus síntomas. Mientras que en algunos casos la mejoría puede suceder incluso sin tratamiento, en otros puede ocurrir muy lentamente con el tratamiento más especializado.
Es necesario tener en cuenta las posible complicaciones que los trastornos de la personalidad pudieran causar en los pacientes, especialmente los relacionados a la generación de otros trastornos de la salud mental como padecer de depresión, ansiedad o hasta el famoso trastorno obsesivo-compulsivo; también resulta de alto riego el consumo de bebidas alcohólicas u otras drogas, el deterioro en el desempeño escolar y laboral y el deterioro de las relaciones familiares y de amigos.
Son precisamente los miembros de las familias de los afectados quienes deben mantenerse al lado de ellos en todo momento. El apoyo de los seres queridos es de vital importancia, principalmente por el hecho de que el paciente puede sentir algún entusiasmo por encontrar vías para el mejoramiento de su estado si aquellos por quienes sienten un mayor afecto inmediato no se alejan de ellos.
De cualquier forma, la mejor solución es y será siempre la búsqueda de ayuda especializada, que permita encontrar una alternativa médica a los problemas que causan los trastornos de la personalidad y poder recuperar una vida normal.
Psicoterapeutas y psicólogos de Venezuela expertos en trastornos de la personalidad