A continuación mostramos artículos de psicología que pueden ser de su interés, le ayuden a detectar algun problema o trastorno, o resuelvan dichos problemas.
La depresión es un tipo de trastorno mental que se presenta con relativa frecuencia en personas que sufren de estrés por distintas causas y que produce distintos niveles de incapacidad para desenvolverse en actividades rutinarias. Por lo general entorpece el desempeño normal en tareas del día a día que la persona realiza en su hogar, escuela o trabajo.
Sus síntomas van relacionados a cambios de humor y actitudes negativas hacia la vida misma, caracterizada por sentir tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa, baja autoestima, alteraciones del sueño, falta de apetito, sensación de cansancio y déficit de atención y concentración.
La depresión afecta a unas 350 millones de personas en todo el mundo, teniendo mayor incidencia en las mujeres que en los hombres. También existen casos particulares, como por ejemplo las madres que experimentan depresión postparto después de dar a luz, o los casos especiales de depresión en niños y ancianos.
Existen diferentes niveles de depresión. Dependiendo de los síntomas, esta enfermedad puede diagnosticarse en: depresión leve, depresión moderada o depresión grave. En este último caso las consecuencias son de vital importancia porque la persona deprimida puede hasta llegar a considerar la idea del suicidio.
En sus diferentes tipos se puede determinar qué tan afectada puede estar la persona, por cuánto tiempo se mantiene en esta situación y las diversas causas y consecuencias de padecerla.
Aunque a medida que aumentan los síntomas en una persona el diagnóstico se vuelve más grave y es más difícil su recuperación, la depresión siempre se puede curar. Los tratamientos básicos pueden ser de dos tipos: farmacológico, que considera el uso de medicamentos antidepresivos para superar la situación, y la psicoterapia, a través de la cual, con la ayuda verbal de un terapeuta, el paciente logra la recuperación por medio del conocimiento de sí mismo.
Una fobia es el miedo, temor o rechazo exagerado, desproporcionado e irracional a objetos, cosas o situaciones particulares que generan reacciones de pánico o descontrol emocional y psicológico y que perturban de alguna manera la vida cotidiana de quien las padece.
Esta condición afecta a aproximadamente el 10 % de la población del mundo entero y aunque se desconocen las causas específicas que originan las fobias, existe un sinnúmero de detonantes que produce este miedo y rechazo exacerbado o incluso absurdo ante objetos o situaciones que forman parte del ambiente en el cual una persona se desenvuelve.
Una fobia puede afectar enormemente el desempeño de una persona, ya sea en el ámbito personal o laboral. Aquel que sufra de claustrofobia, por ejemplo, preferirá usar las escaleras para subir y bajar un edificio, sin importar la cantidad de pisos, antes que usar el ascensor. Igualmente una persona puede ver comprometida su estabilidad laboral si en su trabajo le exigen realizar un viaje en avión y este no se atreve a hacerlo.
La ansiedad que una persona siente al momento de experimentar una fobia sencillamente no se puede ignorar. Quien padece del trastorno fóbico suele sentir una serie de síntomas y reacciones físicas propios de un ataque de pánico, que pasan por taquicardias, falta de aire, temblores, sudoración excesiva, mareos, nauseas, etc.
A veces las fobias tienen su origen en la infancia de los pacientes. En ocasiones, los miedos que normalmente experimentan los niños permanecen hasta la edad adulta y se convierte en un miedo difícil de superar.
Sea como sea, las fobias son alteraciones psicológicas que pueden superarse con mucha fuerza de voluntad. Son variados los tratamientos de apoyo terapéutico que motivan al paciente a enfrentar los miedos que causan el trastorno. Este tratamiento, junto con un estilo de vida saludable, puede ayudar a quien sufre de las fobias a superarlas sin problemas.
Todos conocen a algún fumador dentro o fuera de la familia, o alguna vez han estado en presencia de alguien que humea al exhalar las sustancias del cigarrillo, que sin poder ser controladas invaden el aire a su alrededor, resultando inevitable que otros las aspiren.
En la actualidad se ve normal el consumo de tabaco, pero el hecho de que muchas personas lo fumen no quiere decir que sea algo que no traiga consecuencias para la salud física y mental, o que su suministro no implique en gran medida factores psicológicos y sociales.
Con el tiempo las campañas de concientización han aumentado y los riesgos de adquirir el cigarro como un hábito son expuestos hasta en la parte posterior de las cajas que contienen el producto. Sin embargo, lo habitual es que se hable sobre lo dañino que es para la integridad corporal el consumo de tabaco, pero poco o nada sobre sus causas y consecuencias a nivel psíquico, las cuales son necesarias saber.
Cada día la población fumadora crece, por lo que es momento de detenerse y preguntar ¿Cuáles con los elementos psicológicos que influyen al momento de crear una adicción? ¿Hay causas mentales que contribuyen a que el individuo sienta la necesidad desesperada de fumar? ¿Cuáles pueden ser los tratamientos para anular este vicio?
La mente humana a veces actúa como una perfecta montaña rusa de emociones que hacen sentir como si estas no pudiesen ser controladas. Muchas personas padecen de cambios repentinos en su estado de ánimo y la gran mayoría de las veces no saben explicar por qué sucede ni qué es lo que sienten exactamente. Estos cambios de ánimo provocan la experimentación de grandes cuotas de tristeza o felicidad inexplicable y extrema que varían con el pasar del tiempo y pueden extenderse por horas, días o incluso semanas.
Estas variaciones repentinas no son normales y pueden estar ligadas a algún problema mental, como es el caso del Trastorno Bipolar. Este diagnóstico no sólo puede ponernos tristes o felices sin motivo aparente, sino que también afecta cada una de las tareas diarias a las que nos dedicamos, como ir a la escuela o al trabajo, e incluso también actividades tan usuales y rutinarias como comer y dormir.
El trastorno bipolar afecta a miles de personas en todo el mundo, golpeando fuertemente el curso normal de sus vidas. Sea cual fuese el tipo de trastorno que les afecta, este constante paso entre la manía y la depresión debe ser tratado de manera correcta para garantizar el bienestar del individuo y el de todos a su alrededor.
El mundo actual en el que vivimos, el ritmo de vida de la mayoría de las personas marca en gran medida sus hábitos alimenticios. En muchos casos esta situación puede resultar altamente perjudicial, dejando severas consecuencias en su salud y en el desarrollo social. Tres de estos problemas, considerados enfermedades graves, son la anorexia, la bulimia y la obesidad.
La anorexia no es más que la negativa de consumir alimentos, con la excusa o el temor exagerado y desmedido de aumentar de peso. Esta situación induce a la persona que sufre de esta enfermedad a comer cada vez menos, consumiendo porciones de alimentos muy pequeñas y evitando carnes, lácteos, harinas y otras fuentes de calorías y proteínas vitales para el organismo.
En el caso de la bulimia, la situación es opuesta aunque con resultados similares. Las personas tienden a sufrir de una gran necesidad por comer de manera desmedida y sin ningún tipo de control. El miedo a engordar aparecer y con ello también surgen una serie de actitudes compensatorias muy perjudiciales, como el vómito autoinducido, uso de laxantes y diuréticos y actividad física excesiva. Estas conductas también se hacen presentes en la anorexia, con el objetivo de perder peso más rápidamente.
Por su parte, la obesidad constituye un problema de salud marcado por la incapacidad por parte del organismo de quemar las calorías que consume con la misma velocidad que las adquiere. Como consecuencia de esto el cuerpo comienza a almacenar altos niveles de grasa corporal, más de los que necesita.
Estos tres problemas traen como consecuencia graves problemas de salud a quienes lo padecen, resultando en una serie de problemas físicos, psicológicos y sociales que no le permite a los pacientes desenvolverse de manera normal, alterando significativamente sus vidas y el entorno, poniendo además en riesgo su bienestar.
En el campo de los trastornos de la salud mental, sin duda alguna una de las patologías de mayor dificultad al momento de ser diagnosticadas es la relacionada a los trastornos de la personalidad, no sólo por los inconvenientes propios derivadas de lo complejo que resulta que una persona acepte acudir a un especialista para recibir ayuda psicológica, sino también por la gran cantidad de aspectos que deben ser evaluados para obtener una conclusión plenamente confiable.
Los trastornos de la personalidad se han convertido en la patología de mayor impacto dentro de la salud mental. Diez es el número de trastornos reconocidos que pueden afectar a una persona en cualquier momento de su vida; los síntomas que estos presentan permiten a cualquier especialista realizar un diagnóstico efectivo y determinar su tratamiento.
Varios de estos trastornos son muy conocidos. Entre ellos se pueden encontrar el paranoide, antisocial, histriónico y por dependencia, así como también el que requiere mayor atención, el trastorno límite de la personalidad, o borderline. ¿Cuáles son las características de cada uno? Aunque son fácilmente diferenciables entre sí, todos tienen algo en común: el comportamiento de la persona se encuentra fuera de los límites de lo que podría ser considerado como lo normal.
La práctica sexual es algo completamente normal, además de ser una actividad que realizan casi todas las parejas en todo el mundo y que sirve tanto como forma de reproducción de la especie humana (y animal en general), como medio de búsqueda del placer.
¿Pero qué pasa cuando una persona comienza a sentir un deseo compulsivo por tener sexo en todo momento y en cualquier lugar? En ese caso es muy probable que nos encontremos ante un caso de adicción sexual, que no es más que la incapacidad de controlar los impulsos que sienten hombres y mujeres por satisfacer sus necesidades sexuales, que se hacen cada vez más fuertes.
La adicción al sexo tiene la particularidad de ser una de las adicciones más difíciles de determinar, debido a que quienes sufren de esta patología suelen tener un comportamiento muy tímido ante el público en general, para no levantar ningún tipo de sospechas, y esto no siempre es asumido con plena consciencia del problema.
Los adictos sexuales suelen acudir a cualquier alternativa para poder satisfacer su deseo sexual que llega a ser bastante desmedido. Las opciones más usadas son la masturbación y el consumo de pornografía, hasta el pago de servicios en prostíbulos, búsqueda de parejas sexuales y sexo con desconocidos. La adicción puede llegar a ser tan grave que en algún momento podría suceder que la práctica sexual extrema no satisfaga de ninguna manera a la persona afectada.
El trastorno de hipersexualidad, término con el que también es conocida la adicción sexual, suele tener las mismas características que cualquier trastorno obsesivo-compulsivo, por lo cual puede ser combatido con el tratamiento correcto mediante consulta con especialistas, que apliquen las técnicas cognitivas-conductuales para ayudar al adicto a retomar el autocontrol y evitar que su deseo sexual afecte el curso normal de su vida.
La aparición de nuevas tecnologías en el mundo, como la Internet, computadoras, teléfonos celulares, tablets y demás aparatos y herramientas tecnológicas, ha proporcionado al ser humano una infinidad de oportunidades de interconexión con familiares y/o amigos en cualquier parte del planeta.
En la actualidad es poco común conocer a alguien que no posea un teléfono inteligente o Smartphone, con cualquier cantidad de aplicaciones instaladas para hacerlo más útil y a la altura de sus requerimientos comunicacionales.
De igual forma existe un gran porcentaje de la población mundial con acceso a Internet y que tienen perfiles asociados a las redes sociales más famosas, como por ejemplo Facebook, Twitter, Instagram o YouTube; o que manejan grandes cantidades de información diaria, ya sea de trabajo o estudio, a través del correo electrónico; o personas asiduas a los juegos o compras en línea que les proporcionan una ventana de entretenimientos con infinidad de posibilidades para alejarse de los males de la realidad, aunque sea por un par de horas.
¿Pero qué pasa cuando estos usuarios pierden el control en el uso de su celular o computadora en relación al tiempo que dedican accediendo a Internet y el resto de sus herramientas y servicios? En esto casos es muy común que se manifieste la adicción a Internet, juegos en línea y nuevas tecnologías, lo cual puede ser bastante perjudicial.
¿Alguna vez han conocido y sabido de una persona que dice escuchar voces en su cabeza o logra ver cosas que nadie más puede observar? ¿O quizás de individuos que, de manera repentina, tienen reacciones totalmente inesperadas sin que necesariamente haya un estímulo que las provoque? En esos casos, podría decirse que esa persona sufre de esquizofrenia.
La esquizofrenia es un tipo de enfermedad mental que afecta severamente las funciones cerebrales y generalmente actúa sobre el afectado de forma que este disminuye gravemente la estabilidad de su pensamiento y comienza a distorsionar la realidad que lo rodea.
Es prácticamente imposible determinar las causas de esta enfermedad, que es permanente y no tiene cura. Además, cada paciente se ve afectado de una manera en particular, es decir, no todos los esquizofrénicos actúan de igual forma, lo que dificulta aún más establecer patrones que puedan ayudar a entender qué es lo que pasa por la mente de una persona que presente esta patología.
¿Pero quiénes pueden sufrir de esquizofrenia? ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Qué tan peligrosa es la enfermedad? ¿Cómo tratarla? ¿Se puede aprender a vivir con ella? Todas estas son interrogantes cuya respuesta es necesario conocer si se es esquizofrénico, o por las personas que conviven con alguno.
Comúnmente se escucha hablar de personas que han perdido la capacidad de recordar a familiares, amigos y hasta sus propias vivencias; individuos que progresivamente van disminuyendo sus habilidades para la lectoescritura y suelen confundir palabras o desvariar perdiendo el hilo de una conversación.
A este comportamiento se le conoce como demencia, y es un trastorno que disminuye las facultades mentales de quien la padece. Usualmente tienden a confundirlo con la locura u otros síndromes que privan el uso de la razón, pero en realidad esto no encierra el verdadero significado del término; por ello, es importante conocer con determinación en qué consiste y así lograr dilucidar cualquier interrogante que se tenga al respecto.
Generalmente los síntomas inician por la desubicación espacial, y por la confusión mental, lo que origina que por lapsos de tiempo la persona no sepa dónde se encuentra y cometa equivocaciones como colocar objetos en lugares incorrectos. La forma de demencia más frecuente es el Alzheimer, enfermedad que ataca particularmente a personas de tercera edad, pero no es la única.
Existen otras patologías que se relacionan con este trastorno, ya sea porque se encuentra entre sus síntomas o por alguna reacción que puedan ocasionar ciertos medicamentos en el organismo. En circunstancias como esta la demencia puede resultar reversible, pero ¿Cuáles son estas afecciones? ¿En qué se diferencian del Alzheimer?
Es común escuchar de personas que han sufrido algún evento que marcó su vida negativamente, provocándoles ansiedad, melancolía e incluso apatía. A este trastorno se le conoce como estrés postraumático, y es el desorden mental-emocional que sufre un individuo después de un trauma, ocasionado por alguna situación difícil en donde se vio en peligro su integridad o la de un tercero.
Muchos pueden ser los causantes del trauma, algún tipo de accidente, malas noticias, violencia doméstica, abuso sexual, secuestros e incluso catástrofes naturales; cualquier escenario donde se vea amenazada la seguridad del individuo puede resultar traumático y afectar su desempeño tanto en el ámbito familiar como el laboral o escolar.
Por lo general, las personas con TEPT (Trastorno por Estrés Postraumático) suelen despreocuparse por sus actividades cotidianas, tener un estado de ánimo melancólico y reaccionar agresivamente ante los estímulos. Pueden también desarrollar síntomas como inapetencia, migraña y falta de sueño, que comprometen la salud física; por lo que un diagnóstico temprano resulta imprescindible a la hora de disminuir sus consecuencias.
Sin duda conocer sobre este trastorno es muy importante, posiblemente en algún momento de la vida se topará con alguien que lo padezca, o tal vez hasta llegue a creer que es usted quien sufre esta enfermedad, pero ¿Cómo saberlo? ¿A quién recurrir en caso de sospechar que tiene TEPT? Descubra más sobre esta patología.